Aunque el derecho a la alimentación esté reconocido desde el punto de vista jurídico, y los gobiernos sean los máximos responsables en cuanto a la seguridad alimentaria nacional y mundial, es indispensable que la sociedad civil sea activa. Por un lado, los Estados deben adoptar medidas más concretas para incrementar los esfuerzos encaminados para asegurar un derecho a la alimentación adecuado, por otro, la sociedad civil deberá promover el derecho a la alimentación y trabajar a través de la enseñanza y la educación, y asegurar su implementación y el cumplimiento del mismo.
Al jugar un papel clave en la defensa del derecho a la alimentación, como con el resto de derechos humanos, la sociedad civil debe:
Manos Unidas nace como una institución que lucha contra el hambre, por lo que su papel en esta materia es también esencial ya que sigue siendo una entidad que acompaña a nuestros socios locales y a nuestras comunidades en la producción de este derecho fundamental. Para garantizar este derecho, lo hace desde una doble perspectiva: primero reforzando las capacidades de las comunidades para que ejecuten proyectos y para asegurar una alimentación de calidad.
Asimismo, permite a las comunidades, dándoles la capacidad de exigir a sus propios gobiernos, que cumplan con este derecho.
Entre los objetivos de Manos Unidas, la sensibilización y la educación para el desarrollo resultan esenciales en nuestra tarea como ONGD. Es por ello, que venimos desarrollando desde hace muchos años materiales educativos orientados a formar a la sociedad en la educación al desarrollo. Para ello, ponemos encima de la mesa la idea de que el derecho a la alimentación, no solo tiene que ver con ejecutar proyectos, sino que tiene que ver también con nuestras actitudes, estilos de vida de consumo, manera de producir y preguntarnos si todo eso es sostenible.