Los habitantes del distrito de Cheha, en la zona de Guraghe (Etiopía), se enfrentan a graves problemas debido a la escasez de agua y la falta de medios para mejorar la productividad agrícola y ganadera. Los campesinos tienen muy poca tierra para el cultivo y el ganado, y no consiguen los alimentos necesarios para cubrir sus necesidades diarias mínimas.
Los ingresos por la agricultura y ganadería son insuficientes para el mantenimiento de las familias y se estima que el 33% de la población de la zona tiene que emigrar a zonas urbanas dejando a la mujer con todo el peso del hogar, lo que se traduce en que el 70% de las familias necesitan apoyo de fuentes externas para sobrevivir. El agua del río Kecher es uno de los recursos con que cuenta la población, pero actualmente sólo se usa para poder cocinar, beber, lavar etc. por falta de recursos técnicos para usarlo para el riego, dependiendo totalmente de la lluvia para sus cosechas.
Manos Unidas, junto con las Diócesis de Emdibir y, en estrecha colaboración con las autoridades locales, trabajan en la zona para mejorar la seguridad alimentaria para las familias de la Asociación de Campesinos en el distrito de Cheha. Se plantea hacer 50 hectáreas de regadío con diferentes cultivos para consumo propio, y en caso de excedentes, su comercialización.
El objetivo es incrementar en un 70 % la producción de cosechas y productividad de los cultivos más importantes (cereales, tubérculos & vegetales) para un total de 147 familias, facilitando el acceso a la irrigación y formando a los agricultores en prácticas agrícolas modernas, creando así, resiliencia entre la población para afrontar las sequías cíclicas de la zona.
Las regiones de Amatonga Tsangano fueron antes de la revolución la despensa de Mozambique. Contaban con buenas tierras y fértiles, pero tiempo después se produjo una involución en el campo, lo que les hizo regresar al cultivo de consumo familiar. Actualmente, las zonas rurales son extremadamente pobres, donde la mayoría de la población sobrevive gracias a una economía de subsistencia basada en la agricultura y el ganado.
La productividad de la tierra es muy reducida, ya que la producción se limita al período de lluvias. Las reservas de alimentos de muchas familias no son suficientes para asegurar una alimentación adecuada hasta la siguiente cosecha.
Manos Unidas junto a los Jesuitas, su socio local, han trabajado junto con las autoridades locales en la creación de una escuela de secundaria dirigida a los más pobres con especial incidencia en la formación agrícola que dará respuesta a las necesidades y carencias de la zona.
La escuela se sitúa en un terreno de 28 hectáreas con las que se dan clases prácticas de agricultura para los alumnos de secundaria, se enseña a producir alimentos para los internos y dan enseñanzas agrícolas a los campesinos de la zona. Se calcula que unos 200 alumnos son beneficiarios directos e indirectamente ha beneficiado a unas 4.000 personas.
Zambia es un país que ha basado su desarrollo en la minería, aunque el 60% de su población vive de la agricultura que sólo aporta un 20% al PIB del país. En los proyectos que Manos Unidas tiene en el país dirigidos por su contraparte, los Jesuitas, la mayor parte de los habitantes de la zona dependen de la agricultura para su subsistencia.
En los últimos 15 años, el Centro de Formación Agrícola de Kasisi, se ha especializado en la enseñanza de agricultura orgánica consistente en el uso de prácticas agrícolas que no utilizan productos químicos como abonos, insecticidas, herbicidas y fungicidas. Esto permite obtener alimentos de máxima calidad, en cantidad suficiente y conservando el medio ambiente.
El mayor problema al que se enfrentan estos agricultores es que las existencias de semillas orgánicas son escasas en todo el país. Para poder solucionar este problema, el centro, entre otras actividades, se ocupa de producir semillas orgánicas con las que abastecer a los agricultores. Asimismo, el centro cuenta con un almacén, el cual se está renovando, para asegurar la disponibilidad de semillas que permitan mejorar la producción y productividad de sus tierras conservando el medio ambiente. El almacén aprovisionará a alrededor de 1.000 agricultores mejorando indirectamente las condiciones de vida de unas 7.500 personas.