El cuidado es una necesidad universal, por la vulnerabilidad humana constitutiva y, en general, de la naturaleza, pero, a la vez, es una necesidad particular, situada y encarnada. Como seres vulnerables que somos, necesitamos cuidados. Ser interdependientes es entender que somos naturaleza, que posee límites físicos, y que tenemos que compartir el acceso a los recursos naturales que también utilizarán las generaciones futuras.
Y, sin embargo, vivimos en un contexto social caracterizado por el descuido, la desconexión y la desvinculación. En primer lugar, se da una relación de descuido personal, confundiendo deseos con necesidades; también el descuido de las relaciones interpersonales, fruto del individualismo, que lleva a considerar las relaciones en clave de intercambio e interés; y, en tercer lugar, el descuido de la naturaleza, comportándonos en ocasiones, como personas depredadoras. Es necesario un nuevo marco de relaciones que permita la supervivencia de las mayorías sociales y de su entorno en el espacio y en el tiempo.
En Manos Unidas, y junto a la red “Enlázate por la Justicia” de la que formamos parte y que durante los últimos cuatro años, impulsada por la encíclica Laudato si’, se ha preocupado por el cuidado de la Tierra y el cuidado de las personas empobrecidas, nos disponemos ahora a continuar poniendo en el centro el cuidado de las personas y del planeta, inspirados por la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti, siendo conscientes que esto lo debemos hacer contando con todas las personas de las diferentes culturas para ir construyendo un «nosotros cada vez más grande» y poner en marcha la cultura del cuidado.
Esta propuesta de la cultura del cuidado se revela como una necesidad para «erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día». Un cuidado que debe empezar por cada persona, cuidando una espiritualidad que nos haga «tomar conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos». Cuidado que debemos hacer también de nuestras organizaciones y extenderlo para todas las personas, incluidas las más alejadas. Un cuidado que tiene que partir del reconocimiento de la dignidad de cada persona y nos lleve a establecer relaciones de fraternidad y de justicia.
En el I Campamento Sostenible Intergeneracional “Manos que Cuidan” hemos querido iniciar ya esta línea de trabajo y durante más de una jornada y media de trabajo (miércoles por la tarde una sesión, jueves completo y viernes por la mañana) nos hemos dedicado, a través de talleres y actividades, a trabajar estos tres ámbitos de cuidado con los jóvenes participantes.
El resultado ha sido un DECÁLOGO de IDEAS Y COMPROMISOS que se puso en común con los mayores de 35 años que se incorporaron al campamento el viernes a mediodía y que pronto os compartiremos en este especial.
