Ya se venía haciendo –era y es inevitable-, pero este 2024 MMUU quiere transmitir a la sociedad, con todas sus fuerzas, que el cambio climático ya está afectando a millones de personas, sobre todo del Sur global, menguando sus derechos más básicos como el derecho a la alimentación, al agua potable, a la salud, en una vida digna, a un entorno saludable, etc.
Así pues, este 2024 –a partir de este mes de febrero de nuestras campañas anuales- el cambio climático pasa a ser uno de los ejes de reflexión y acción fundamentales de MMUU.
Los efectos provocados por el cambio climático en el mundo ponen de manifiesto, entre otras cosas, una clara injusticia: mientras que las causas del cambio climático están, sobre todo, relacionadas con la histórica, creciente y continuada actividad económica de los países desarrollados del Norte (basada fundamentalmente en la utilización masiva de los combustibles fósiles), sus riesgos, impactos y consecuencias más serias y de anyines los sufren los pueblos vulnerables del Sur, que, en cambio, muy poco han participado o contribuido a originar las dinámicas y los problemas anteriores.
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Entonces, y para dar este “nuevo” paso, MMUU no pretenderá tanto hablar del cambio climático en general, ni de sus causas y características científicas, ni plantear los efectos planetarios negativos que ya sabemos que existen y que son muy importantes; pretenderá, en cambio, poner de manifiesto esta gran injusticia que –como MMUU- nos exigirá tomar medidas porque los millones de personas injustamente afectadas –y que no han estado las responsables ni de su origen ni de su evolución- puedan vivir mucho más dignamente del que lo pueden hacer actualmente.
Es cierto que el cambio climático está afectando el mundo entero; por lo tanto, como desafío mundial, se tiene que abordar desde una perspectiva global. Pero esta realidad no puede ignorar –insistimos- que el cambio climático lleva, cada año, más pobreza, dolor y muerte a millones de personas, especialmente a los/de los países menos desarrollados y más vulnerables del Sur. Pero, tal y como ya hemos remarcado, estos países su también los que menos han contribuido a la generación del cambio climático. Por eso, para nosotros será clave y del todo pertinente enfatizar de entrada dos realidades, la presa en consideración de las cuales podrá ayudarnos, en consecuencia, a trabajar para una acción climática calificable, entonces realmente, de justa:
Y, por lo tanto, si no cambiamos las tendencias actuales, nos encaminaremos hacia un escenario de “segregación climática” dónde: “los más ricos podrían llegar a pagar para escapar del calor, el hambre y los conflictos, mientras que se podría dejar sufrir al resto del mundo”.
El Papa Francisco lo deja muy claro a la Laudato Si’ 51: […] hay que mantener con claridad la conciencia que en el cambio climático hay responsabilidades diferenciadas, […] y corresponde enfocarse especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables a sus efectos, en un debate -y unas dinámicas- a menudo dominado por intereses más y muy poderosos.
Por todo ello, el Papa Francisco nos anima a andar hacia una “conversión ecológica” que –además del consumo responsable del Norte, con el cambio en los hábitos de consumo correspondientes- implica renunciar a la actual cultura tecnocrática en beneficio de una auténtica cultura ecológica que entiende –el Papa- como: “una mirada diferente, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el adelanto del paradigma tecnológico”.
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Tanto en el contexto de los análisis y propuestas que se han ido realizando en el contexto del trabajo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático como en el del posterior Acuerdo de París del 2015, las ideas que ya hemos expuesto, y que el Papa Francisco ha hecho especialmente suyas, se conocen bajo el concepto de la JUSTICIA CLIMÁTICA.
Es muy importante que, a nuestra organización, la misión de la cual es la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad, tengamos presente esta noción de justicia climática que, de hecho, hemos ido desgranando ya hasta ahora.
Así, en Manos Unidas, entendemos que:
Y, a nivel más personal y acabando aquí hoy, en nuestro mundo del norte, justicia climática es consumo responsable: consumir menos porque todos tengamos el necesario para vivir con dignidad.
JXV