El pasado miércoles 13 de diciembre (un día más tarde de lo previsto: si no terminara más tarde de lo previsto “nada” ya no sería lo mismo y la devaluación de los resultados finales aún sería más fuerte) se acabaron las COPs (Conferencias de las Partes - Estados Partes-) de los tratados multilaterales climáticos.
Si se tiene en cuenta las agendas (los órdenes del día) de estas COPs, en este caso -y no siempre es así- había un evento realmente importante en acabar de trabajar, debatir y cerrar/aprobar: el primer Balance Global (Global Stocktate).
El balance mundial es un proceso, previsto en el Acuerdo de París de 2015, para que los países y las partes interesadas vean en qué aspectos avanzan colectivamente hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, y en cuáles no. Ya sabíamos que no vamos por buen camino para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. La ventana para un cambio significativo está cerrándose, y el momento de actuar es ahora (¡de hecho era antes!). Los gobiernos tomaban una decisión sobre el balance mundial en estas COPs, que se puede (debería) aprovechar para acelerar e incrementar la ambición en la próxima ronda de planes de acción climática (las “famosas” NDCS o Contribuciones Nacionalmente Determinadas) que los Estados Partes tendrán que presentar a finales del próximo 2025. Una vez vistos los resultados que haya dado el primer Balance Mundial, se tratará a partir de ahora de, con las nuevas NDCs -y atendiendo a los resultados del primer balance- ver que hacen los Estados Partes para que el segundo balance mundial de 2028 suponga una muy -pero muy- clara mejora colectiva.
Ya se sabía: los resultados del primer balance mundial son claramente negativos. Esquemáticamente: más crecimiento de la economía mundial, más consumo de energía mundial y, por tanto, más utilización y consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), más emisiones de gases de efecto invernadero hacia la troposfera y, por tanto, más calentamiento global de la temperatura terrestre y marítima de nuestro planeta y, por tanto, más cambio climático, al menos en términos de más fenómenos meteorológicos y más desastrosos. Como el drama ya era y es del todo explícito y claro, sólo quedaba una vía de salida de la que todo el mundo estuvo pendiente en los últimos días y horas -y hasta los últimos minutos de la Conferencia-. Después de casi 30 años de COPs los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) han estado siempre detrás de las bambalinas ....casi como si no estuvieran ....y justamente estábamos en Dubai uno de los países más importantes en la producción de estos combustibles. La tensión y el drama final con respecto a estos combustibles estaban espléndidamente servidos.
La salida, como siempre, desde la más fina diplomacia política: la fuerte división entre decir “abandonar” o “reducir” dio lugar al resultado del consenso final: “transitioning away from fósil fuels”; en catalán: "transición hacia el abandono de los combustibles fósiles". Esta frase del éxito (para quien quiera tomarlo como éxito) se encuentra en el apartado d) del artículo 28, con su antecesor artículo 27, del primer balance mundial aprobado y que dice (añadiendo aún más ambigüedades de las que ya llevamos encima).
27.[1] También reconoce que limitar el calentamiento global a 1,5 °C, sin sobrepasarlo o limitarlo, requiere reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones globales de gases de efecto invernadero del 43% el 2030 y del 60% el 2035 en relación con el nivel del 2019 y conseguir cero emisiones de dióxido de carbono el año 2050;
28. Reconoce, además, la necesidad de reducir las emisiones de efecto invernadero de forma profunda, rápida y sostenida de acuerdo con las vías del 1,5 °C y pide a las partes que contribuyen a los siguientes esfuerzos mundiales, de una fomra determinada a nivel nacional, teniendo en cuenta el Acuerdo de París y sus diferentes circunstancias, vías y enfoques nacionales:
d) El abandono de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica [2], para lograr el cero neto del año 2050 de acuerdo con la ciencia;
[1] Intergovernmental Panel on Climate Change. 2023. Climate Change 2023: Synthesis Report. Contribution of Working Groups I, II and III to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Geneva: Intergovernmental Panel on Climate Change. Available at https://www.ipcc.ch/report/ar6/syr/.
[2] Todo parece indicar que, dentro de pocos días, se confirmará que el año 2023 habrá sido el más caliente de la história y que a la velocidad que todo evoluciona, la llega al 1,5 puede ser tranquilamente cosa de esta década. ¿Y alguien ha hablado del éxito de las COP28?
JXV