El 30 de julio, se celebra el Día Mundial contra la Trata de Personas. Esta fecha fue establecida en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar sobre la situación de las víctimas de la trata de personas y promover y proteger sus derechos.
La celebración de este día es fundamental para sensibilizar a la sociedad sobre los problemas y las injusticias que enfrentan las víctimas de la trata. Todo ello, representa una oportunidad para promover la empatía y la solidaridad, así como para movilizar apoyo político y recursos que contribuyan a la erradicación de este delito.
Este día resalta la importancia de defender los derechos humanos y fortalecer las medidas para prevenir y combatir la trata de personas, garantizando la protección de las víctimas y el enjuiciamiento de los responsables.
La magnitud del problema de la trata de personas es alarmante. En 2024, se estima que hubo alrededor de 25 millones de víctimas de la trata en todo el mundo, y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha recopilado información sobre aproximadamente 225 000 víctimas.
Con todo, estos datos reflejan un problema global que afecta a casi todos los países, ya sea como lugar de origen, tránsito o destino de las víctimas. Las cifras destacan la urgencia de implementar medidas efectivas para abordar este grave problema y proteger a las personas vulnerables.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 4 millones de estas víctimas son explotadas sexualmente y dentro de esa cifra, se calcula que el 71% son mujeres y niñas.
La trata de personas mueve al año 1.300 millones de euros en Perú. De esta cifra, 700 millones corresponden a la explotación laboral y 600 millones a la explotación sexual. La pobreza es la principal causa de la trata en Perú, y esta situación se ha agravado con la pandemia, llevando al país a una regresión de diez años en términos de desarrollo socioeconómico.
Uno de los proyectos para prevenir la trata de personas que apoya Manos Unidas se localiza al norte de Perú, en las regiones de Piura y Amazonas, fronterizas con Ecuador y conectadas por las carreteras Panamericana y Fernando Belaunde Terry. Estas vías no solo son corredores económicos, sino también rutas de tránsito humano, facilitando la captación, traslado y destino de mujeres víctimas de trata.
El proyecto, liderado por Radio Cutivalú y Manos Unidas, busca fortalecer las capacidades sociales en las comunidades locales y encontrar mecanismos de prevención de la trata. Este proyecto intercultural incluye a mujeres líderes, docentes, estudiantes, dirigentes de organizaciones sociales y corresponsales de radio de las regiones Piura y Amazonas. Además de sensibilizar a la población a través de la programación de Radio Cutivalú, se realizan actividades específicas dirigidas a los jóvenes.
Wilmer Fernández, director de Radio Cutivalú, señala que la trata es una de las actividades ilegales más lucrativas para las redes criminales.
«Hay muchas niñas de la zona rural, niñas de Piura, que se ven engañadas por las mafias, que se acercan a ellas con ofertas de empleo (...) La trata debe verse como un delito, sobre todo, de explotación sexual (...) Vamos a trabajar con poblaciones campesinas de Piura, con poblaciones de migrantes y con poblaciones amazónicas indígenas (...) Esta será la manera de lograr que la gente vaya conociendo y vaya teniendo la información y las herramientas para poder distinguir cuando se esté frente a una situación de trata».
La trata de personas en India es un negocio multimillonario que afecta principalmente a mujeres y niñas. Se estima que alrededor de 200 mujeres y niñas son introducidas en el negocio del tráfico ilegal diariamente, con un 80% de ellas siendo forzadas a ello. La explotación sexual es una de las principales formas de trata, aunque también existe la explotación laboral y otros tipos de explotación, como la venta de órganos.
Las causas de la trata en India son diversas, incluyendo la pobreza, la falta de educación y el desconocimiento de los derechos humanos. Además, la corrupción y la impunidad en algunas instituciones contribuyen a la perpetuación de este problema. Muchas veces, las víctimas son engañadas con promesas de empleo o matrimonio, sólo para ser explotadas sexual o laboralmente.
Manos Unidas, en colaboración con diversas organizaciones locales como Jana Vikas y las Hermanas Misioneras Franciscanas de María, trabaja para combatir la trata de personas en India. Los proyectos se centran en la prevención, el rescate y la rehabilitación de las víctimas. Estos programas incluyen campañas de sensibilización, apoyo legal y psicológico, y programas de reintegración social y económica para las sobrevivientes.
Un ejemplo destacado es el caso de Anamika, una joven que fue vendida por su madrastra y explotada en un centro de masajes. Gracias a la intervención de ONG y trabajadores sociales, Anamika fue rescatada y ahora trabaja apoyando a la policía y ayudando a otras víctimas a rehacer sus vidas.
La trata de personas en Etiopía es una actividad ilícita que afecta principalmente a mujeres y niños. Las víctimas son sometidas a explotación sexual y laboral, y muchas veces son captadas mediante engaños, promesas de empleo y, en algunos casos, secuestradas. Este problema está exacerbado por la pobreza extrema, la falta de acceso a la educación y la discriminación. Según Manos Unidas, la trata de personas es una forma moderna de esclavitud que convierte a seres humanos en mercancías para su explotación.
Manos Unidas ha estado trabajando activamente en Etiopía para combatir la trata de personas a través de varios proyectos que incluyen la prevención, el rescate y la rehabilitación de las víctimas. En los últimos tres años, se han implementado múltiples iniciativas centradas en la sensibilización de la población, el apoyo legal y psicológico a las víctimas, y programas de reintegración social y económica. Estos esfuerzos han involucrado a comunidades locales y se han centrado en la educación y el empoderamiento de las mujeres y niñas, quienes son las principales víctimas de la trata.
Uno de los proyectos destacados se ha llevado a cabo en el vicariato de Nekemte, donde se ha trabajado en programas educativos, técnicas productivas diversificadas, y acceso a agua potable. Este proyecto ha involucrado a 194 grupos formados por mujeres, que han recibido formación en diversas áreas, incluyendo derechos humanos y violencia de género.
La implementación de microcréditos bajo el Sistema SILC ha permitido a las mujeres generar ingresos y mejorar su posición dentro de sus comunidades.