El pasado martes 5 de Febrero, y con motivo de la presentación de la campaña contra el hambre de este año, pudimos disfrutar de la compañía de Monseñor Don Carlos Escribano Subías, un buen aragonés, y antiguo Obispo de Teruel, actualmente Obispo de Calahorra, La Calzada y Logroño, y Consiliario de Manos Unidas, que tituló su amena disertación con un categórico “Creemos en la Igualdad y en la Dignidad de las Personas”.
Es difícil hacer un resumen de su discurso, que era una mezcla de su propia vivencia vital, que es la de la experiencia en la vocación religiosa, junto a datos autobiográficos y otros muchos testimonios de gratitud en favor de los pobres.
Desde la experiencia como sacerdote, a cómo llegó a ser consiliario de Manos Unidas, y su valioso punto de vista desde cómo reciben la ayuda los pobres cuyos proyectos apoyamos, nos resultó de gran apoyo moral y de suma utilidad, por su sinceridad y proximidad, cosa que agradecimos creo yo todo el auditorio compuesto por unas 50 personas.
La charla estuvo muy inspirada en la doctrina social de la Iglesia, sobre todo por la encíclica Gaudete et Exultate del Papa Francisco, muy concienciado con las Bienaventuranzas del Evangelio, una de las cuales declara felices a los misericordiosos, como protocolo sobre el cual como personas seremos juzgados (porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero ….). En concreto aludió a que no es posible que un ser humano durmiendo a la calle, en la medida que es una criatura creada por el padre Dios, no tuviera la misma dignidad que nosotros, y que no debíamos caer en la globalización de la indiferencia, un mal de nuestro tiempo, que es la fuente genuina de la justificación de la desigualdad de oportunidades.
En ese jubileo de la misericordia, nos invitó a hacer una actividad de voluntariado mucho más artesanal, sencilla y creativa, de manera que sintiéramos la cercanía de la gente, y pudiéramos contagiar nuestro espíritu sobre todo a los más jóvenes.
En resumen, que nos dio ánimos para seguir practicando la virtud de la caridad, buscando sentido de la misma, en la propia alegría de la gente a la que ayudamos.
Fue un grato encuentro, en el que todos salimos mucho mas fortalecidos y convencidos en que lo que hacemos, es todo una manera de vivir.