El domingo 3 de julio de 202, en Daimiel, tuvo lugar la primera Convivencia Diocesana de Manos Unidas, a la que asistieron, con su presidenta a la cabeza, 49 personas procedentes de diferentes grupos que conforman la delegación diocesana: Puertollano, Argamasilla de Cva., Miguelturra, Villarta, Villarrubia de los Ojos, Manzanares, Tomelloso, Daimiel y Ciudad Real. Echamos mucho de menos al resto de amigos, que no pudieron asistir por diversos motivos.
Esta jornada de convivencia tenía los objetivos de potenciar el conocimiento de grupo y su cohesión social, a través de una actividad cultural y de ocio; y disfrutar de la compañía de todos, vivenciando la fraternidad que caracteriza a nuestra organización, que, sin duda, se cumplieron plenamente.
Gozamos de un estupendo día con las actividades culturales programadas, como la visita a la Motilla del Azuer, al Museo de Comarcal de Daimiel, y la visita guiada por el centro de la ciudad (Plaza de España, Iglesia de San Pedro Apóstol, de Sta. María la Mayor…)
Al mediodía nos desplazamos al Santuario de la Virgen de la Cruces, para dar cumplida cuenta de una excelente comida, preparada por el grupo de voluntarias de Daimiel, auténticas “master chef”, que guisaron para todos nosotros unas riquísimas “pitanzas, a las que nos entregamos por entero”, como diría nuestro ingenioso hidalgo D. Quijote.
Concluimos la jornada con la Eucaristía, presidida por el sacerdote Valentín Vicente Sánchez Rojas, para celebrar nuestro compromiso con los más desfavorecidos del mundo y dar gracias al Señor por la gracia de no caer en la indiferencia, la gracia de que toda la información de los dolores humanos que tenemos baje a nuestros corazones y nos mueva a hacer algo por los demás. Sentida y vivida con devoción, rubricamos así el hermoso día que habíamos pasado todos juntos. Día fructífero en afecto y renovador en confianza en nuestra labor como voluntarios y voluntarias de Manos Unidas; nuestra fe nos impulsa la esperanza que fundamenta nuestro empeño en seguir luchando por el objetivo común de acabar con el hambre y la pobreza en el mundo.
Manifestamos nuestra ¡ENHORABUENA! a los organizadores del evento, el responsable comarcal de Mancha Oeste y el grupo de voluntarias de Daimiel, porque todo estaba extraordinariamente pensado y ejecutado, lo que nos proporcionó un ambiente acogedor y entrañable, del que pudimos complacernos todos.
Como en los importantes eventos, en este nuestro, que también lo es, dimos por clausurada la convivencia de este año, y comenzamos ya a preparar las del próximo año, si Dios quiere, emplazada en Manzanares (Grupo de MMUU de Mancha Sur).
Terminamos esta reseña evocando nuestra oración: por los voluntarios y voluntarias de Manos Unidas, para que el Señor nos ayude a perseverar en nuestro compromiso con Manos Unidas y nuestros hermanos más desfavorecidos en el mundo, con un empeño y trabajo esforzado e ilusionante, dando testimonio de la fe que profesamos y ejemplo de solidaridad y justo deber con nuestros hermanos.