Ayer 13 de febrero de 2022 y coincidiendo con Jornada Nacional de Manos Unidas, la Catedral de Ciudad Real ha sido el lugar elegido para celebrar la Eucaristía, presidida por Monseñor Gerardo Melgar Viciosa, Obispo de Ciudad Real.
El Obispo nos ha recordado, como dice el lema de la campaña de este año, que Nuestra indiferencia está condenando al olvido a millones de personas que pasan hambre en el mundo, debido al aumento de las desigualdades. Estas desigualdades nos reclaman la necesidad de transformar las estructuras que originan y perpetúan dichas diferencias y a la vez favorecen el acceso y la participación de todos en el desarrollo de la humanidad.
El hambre en el mundo es fruto y consecuencia de las desigualdades entre los seres humanos, entre los cuales unos lo tienen todo y a otros les falta incluso lo más necesario para vivir.
Nos recuerda a las mujeres de Acción Católica, que en 1957 comenzaron a concienciar y a luchar contra el hambre y la miseria, así como contra las causas que las provocan, siendo estas el germen de Manos Unidas.
Anima a los voluntarios de Manos Unidas a seguir trabajando para sensibilizar a la sociedad, para que dejemos de ser indiferentes y reconozcamos a los demás iguales en dignidad, respeto y derechos.