El 19 de febrero de 2024, tuvo lugar la Cena del Hambre promovida por la Delegación de Manos Unidas y organizada por la Pastoral Universitaria diocesana.
Después de la habitual Eucaristía de los lunes, presidida por D. Luis Eduardo Molina, vicario de Pastoral, en la capilla de la congregación HH. María Inmaculada, a las 20:30 comenzó el acto de adoración del Santísimo Sacramento, o Adoración Eucarística. En esta forma de comunión espiritual, de ofrenda permanente también de nuestra vida, rezamos ante Él, agradeciendo todos los beneficios dados y, al mismo tiempo, intercediendo por otros, por sus propias necesidades, en esta ocasión las de los más débiles que sufren las consecuencias del cambio climático, con la pérdida de sus derechos más básicos y se ven sumidos en la desesperanza. Con motivo del lanzamiento de la 65 Campaña contra el hambre, queríamos afianzar nuestro compromiso con la sostenibilidad de nuestra casa común y, unidos en la oración por el Espíritu Santo, pedimos que transforme nuestro corazón y nos mueva a la acción.
Tras una breve explicación del objeto de la campaña, ante la exposición de la Sagrada Forma, el acto se desarrolló con la lectura del texto de 1 Corintios 11, 20-22; momentos de reflexión y oración; y las canciones interpretadas por el coro de la pastoral: Ven Espíritu ven, Siempre imaginé (de Hakuna), Noche (de Hakuna), Renuévanos, Ven, levántate y Contigo María.
Nos trasladamos, a continuación, al Centro Juvenil San Juan Pablo II, donde realizamos ese pequeño gesto tan simbólico como cargado de sentido de la “cena del hambre”, compartiendo los alimentos, después de bendecir y ofrecerlos a Dios, habiendo sacrificado los que habitualmente tomamos, que tanto nos gustan, por tan solo un vaso de agua y un trozo de pan. Es un gesto que nos permite concienciarnos de que no todo el mundo tiene el privilegio que tenemos nosotros de tener a nuestro alcance tantos bienes; y nos permite pedir al Señor por nuestros hermanos de todo el mundo que tienen hambre y sed, material y espiritual. Se hizo la colecta de la donación voluntaria del importe de la comida, del café o del aperitivo de ese día. Porque un café menos puede transformarse en material escolar para escolarizar a una niña; una comida menos puede haber proporcionado semillas para algún huerto de mujeres; una cena menos puede transformarse en ayuda sanitaria para una madre y su bebé…
El viernes, día 9 de febrero, fue el tradicional día del “Ayuno voluntario” propuesto por Manos Unidas. Entonces no pudimos reunirnos, dejando a la voluntad de cada uno la iniciativa, de detener la actividad cotidiana para centrar la mente y el corazón en tomar conciencia del inmenso drama que significa el hambre para millones de personas. Pero no queríamos dejar pasar este evento importante que nos ayuda a despertar y hacernos cargo de la realidad”; así que finalmente lo hemos realizado, con la asistencia, aproximadamente, de 35 personas, la mayoría jóvenes universitarios y sus amigos y amigas.
Invitamos al compromiso con la justicia climática trabajando por un planeta sostenible, sin pobreza, hambre ni desigualdad, porque existe una “íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta”
AGRADECEMOS mucho el apoyo y la colaboración que nos brindan D. Luis Eduardo y su grupo de jóvenes de la Pastoral Universitaria. Y les FELICITAMOS por su SOLIDARIDAD Y COMPROMISO.