Días de la Alimentación y de la Erradicación de la pobreza

Para Manos Unidas es inaceptable que prevalezcan los intereses económicos sobre el hambre de las personas

  • Una de cada nueve personas del mundo no tiene suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa y más de 800 millones viven en la pobreza extrema.
  • Manos Unidas trabaja desde hace años para denunciar y combatir “el poco o nulo entusiasmo que muestran los gobiernos por hacer efectivo el derecho a la alimentación”.   
  • Para acabar con el hambre y la pobreza hace falta voluntad política, implicación de los Estados y de las instituciones y, también, voluntad ciudadana y personal.

Para luchar contra el hambre y la pobreza, en 2015 la Organización aprobó 595 nuevos proyectos en 58 países por un valor de 38.903.487 €.

El 16 y 17 de octubre se conmemoran, respectivamente, los Días de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza, dos jornadas en las que parte del mundo vuelve sus ojos hacia los más desfavorecidos y en las que Manos Unidas denuncia un drama que no solo es una cuestión de carencia sino el fruto de un injusticia arraigada y aceptada que hace mella en las vidas de millones de personas en todo el mundo.

“En Manos Unidas entendemos que el hambre no es únicamente un problema de falta de alimentos, sino una cuestión ética de injusticia social, de insolidaridad personal y colectiva y el resultado de factores políticos, económicos, sociales y ambientales que, interrelacionados, provocan que millones de personas carezcan de alimento”, asegura Marco Gordillo, responsable del departamento de Campañas de Manos Unidas.

El cambio climático, cuyas consecuencias afectan de manera más acuciante a la población rural más pobre; el acaparamiento de tierras, la producción intensiva de biocombustibles, la cría industrial de ganado, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la especulación con el precio de los alimentos, son algunos de esos factores que tienen como resultado que casi 800 millones de personas pasen hambre en el mundo; es decir: una de cada nueve personas no tiene suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Una cifra ante la que nadie puede quedar indiferente.

En un mundo en el que el derecho a la alimentación ha sido reconocido de manera universal, Manos Unidas trabaja desde hace años para denunciar y combatir “el poco o nulo entusiasmo que muestran los gobiernos por hacer efectivo este derecho”, afirma Gordillo, quien constata que el fin de la ONGD no es otro que “luchar contra el hambre y las causas que la provocan”.

Para Manos Unidas es inaceptable un mundo organizado de manera que prevalezcan los intereses económicos sobre el hambre de las personas. “Esto nos mueve a apostar por las acciones que busquen garantizar el pleno ejercicio del derecho a la alimentación; especialmente para las personas más vulnerables”, asevera el coordinador de campañas de la ONGD.

Hambre y pobreza caminan juntas

Para Manos Unidas, organización cuyo fin es también la lucha contra la pobreza, el hecho de que todavía haya en el mundo más de 830 millones de personas que viven en la pobreza extrema nos lleva a reconocer primero el esfuerzo de las personas pobres por sobrevivir a pesar de su miseria; en segundo lugar, a dar a conocer a la sociedad la realidad de la pobreza y concienciar al mundo sobre la urgente necesidad de erradicar la miseria y la indigencia en todos los países y, en tercer lugar, a unirnos de nuevo al empeño común de convertir la pobreza en historia y el hambre en un recuerdo del pasado.

La pobreza es una realidad extremadamente compleja, pero no se trata de ningún destino; no es ninguna fatalidad. Y aunque tenga un alcance universal, es una lacra que afecta fundamentalmente a los países menos desarrollados y, de manera especial, a mujeres y niñas. “Desde Manos Unidas, más allá de las causas históricas de la miseria como son el colonialismo, la esclavitud o las invasiones, creemos que existen en la actualidad distintos factores que siguen incidiendo directamente en la pobreza e impiden el desarrollo de los países del Sur”, asegura Fidele Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Estos factores son, a juicio de la ONGD, la existencia de un sistema económico y financiero excluyente e injusto, la corrupción política y económica, la falta de democracia que impide la participación de la ciudadanía en las decisiones que afectan a su devenir; la proliferación y enquistamiento de los conflictos armados; la indiferencia globalizada de personas e instituciones, el deterioro medioambiental; el cambio climático, y sus consecuencias en términos de desastres naturales, y la discriminación de la mujer.

Esto lleva a Manos Unidas a creer firmemente que es posible acabar con la pobreza en el mundo. “Para ello, hace falta voluntad política, implicación de los Estados y de las instituciones, pero también, voluntad ciudadana y personal que se solidarice y participe en la construcción social”, asegura Podga.

Precisamente con este fin, en 2015 la Organización aprobó 595 nuevos proyectos por un valor de 38.903.487 € que, sumados a los iniciados en años anteriores, resultaron un total de 938 proyectos en ejecución en 58 países de África, Asia y América, con los que se apoya a más de dos millones de personas beneficiarias, según recoge en su Memoria de actividades.

Clipmetrajes: una manera de actuar contra el hambre

El próximo día 17 de octubre se abrirá el plazo para participar en la VIII edición del Festival de Clipmetrajes. El festival de vídeos de un minuto con el que Manos Unidas quiere concienciar en la lucha contra la pobreza y el hambre. En esta ocasión, el Festival, para cuyo lanzamiento ha contado con el apoyo de numerosos profesionales del mundo del cine, la gastronomía, la comunicación y las artes, se centrará en sensibilizar sobre cómo nuestra forma de alimentarnos está contribuyendo a terminar con los recursos de nuestro planeta.  

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