Siguiendo el hilo de nuestra campaña "Plántale cara al hambre: siembra", ponemos nuestra mirada en el contexto agrícola global y en las iniciativas de los pueblos del Sur para fortalecer su camino hacia la soberanía alimentaria, que consideran imprescindible para defender de forma efectiva su derecho a la alimentación.
En esta tribuna publicada en Europa Press, nuestro compañero Fidele Pogda nos habla de la importancia que tiene para las comunidades campesinas la conservación y gestión autónoma de las semillas tradicionales, algo esencial en la producción local de alimentos.
La lucha contra el hambre tiene como objetivo último que el derecho a la alimentación sea realidad para todo ser humano. Pero para entender las implicaciones de este derecho a la alimentación para los pueblos del Sur, sobre todo en referencia al problema de las semillas, habría que tener en cuenta el contexto agrícola internacional, en el que nos encontramos.
Dicho contexto está marcado por: intensificación y aumento de la productividad agrícola, la progresiva privatización de insumos agrícolas tales como la tierra, el agua y la semilla; la reducción de políticas públicas en apoyo de la agricultura local y la promoción de inversiones extranjeras directas en las materias primas agrícolas.
Dentro de este contexto, el Norte (especialmente desde las agencias especializadas de Naciones Unidas) entiende que el derecho a la alimentación puede conseguirse desde la seguridad alimentaria que pone énfasis en el acceso a los alimentos, sin valorar los medios para conseguirlos: ayuda humanitaria, producción interna, importación de alimentos, etc.
Los pueblos del Sur Global en cambio entienden que su derecho a la alimentación, garantizado de forma duradera, pasa por la soberanía alimentaria que es el mismo acceso al alimento, pero desde el eje fundamental (prioritario a los intereses del negocio) de una gestión local de los recursos productivos tales como la tierra, el agua, el ganado, la biodiversidad y de manera especial las semillas locales.