La visita de la misionera comboniada Mª del Prado ha cautivado a todas las personas que hemos podido disfrutar de su testimonio y de su experiencia al frente de proyectos de desarrollo de Manos Unidas en África, concretamente en El Chad y en la República Centroafricana de El Congo, donde ella ha desarrolado su labor misionera durante veinte años.
En su palabras hemos podido corroborar la importancia que tienen los proyectos de desarrollo de Manos Unidas para que las comunidades, a las que van dirigidos, se beneficien de forma notable y la vida de estas personas tenga un cambio muy beneficioso que les posibilite tener una mejor calidad de vida a nivel alimenticio, sanitario,educativo y de promoción de la mujer. Este año, que damos comienzo a un trienio centrado en los Derechos Humanos y dedicado especialmente a los derechos y empoderamiento de la mujer, en los países del Sur, Mª del Prado nos ha mostrado la realidad de estas mujeres, la mayoría de las veces, una realidad muy dura, pero que gracias a la educación y a los proyectos de promoción de la mujer, con misioneras como ella y con la ayuda de Manos Unidas, hacen posible, para ellas, que exista una nueva realidad acorde con su dignidad como personas.
Mª del Prado ha asumido una agenda muy completa cada uno de los días que ha estado con nosotros, pero siempre con una sonrisa que nos ha descubierto la esperanza y el potencial que existe en África y comprobamos, una vez más, que es gracias a la labor silenciosa, constante y valiente de los misioneros.
Hoy se despedía de nosotros en la homilía de la misa dominical, pidiéndole a los feligreses tres cosas: oración por los misioneros, aportación económica y voluntariado. Gracias Mª Prado por tu visita y tu vocación, que tanto bien hace en la misión como a los voluntarios y personas comprometidas que te hemos conocido y disfrutado de tus palabras en Córdoba.