El acto público en la Plaza de las Tendillas y la vigilia de la oración, en la Iglesia de la Compañía, se desarrollaron el pasado 7 de octubre,
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) —que en Córdoba impulsan los Equipos Parroquiales de Pastoral Obrera, los movimientos apostólicos Juventud Obrera Cristiana (JOC), la Acción Católica Obrera (ACO), las Hermandades del Trabajo, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), así como otras instituciones eclesiales diocesanas como Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos y Religiosas (CONFER), Manos Unidas, la Delegación de Migraciones y el Secretariado de Pastoral del Trabajo — celebró por séptimo año consecutivo la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que se conmemora el 7 de octubre, promovida por la CSI (Confederación Sindical Internacional) y apoyada por la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
Con ese motivo, ITD lanzó un Manifiesto bajo el lema «Ahora más que nunca trabajo Decente» para reivindicar el trabajo “como derecho y medio para desarrollarnos, crecer y realizarnos como personas”, una reclamación especialmente necesaria en el escenario marcado por la pandemia, que ha añadido precariedad en el mundo del trabajo. Por ello, “la nueva `normalidad´ no puede ser la precariedad que venimos sufriendo desde antes de la pandemia”, que obedece a “un modelo económico basado en el beneficio, que no duda en explotar y descartar a la persona”. El comunicado señaló la necesidad de incrementar las mejoras salariales entre los trabajadores, incluido el Salario Mínimo Interprofesional, de modo que “todos tengan garantizada la cobertura de sus necesidades mínimas vitales”. Asimismo, el escrito recogió la necesidad de una reforma de la ley de extranjería que “no deje en la irregularidad a las personas migrantes”.
Las organizaciones de ITD pusieron el foco el aumento de la precariedad que la Covid-19 está suponiendo para “el personal de limpieza y sanitario sin Equipos de Protección Individual”, junto a los problemas detectados en “las condiciones laborales y falta de medidas de prevención en riesgos para la salud de las trabajadoras de hogar; las personas teletrabajando sin disponer de medios tecnológicos y dispositivos por parte de la empresa” o aquellas “que, a pesar de estar en ERTE, se han visto obligados a teletrabajar desde casa”. Estas situaciones han impedido a un número importante de trabajadores “acceder a ERTE o cualquier tipo de escudo social”.
El Manifiesto denunció, también, las dificultades existentes en el acceso al trabajo derivadas del “modelo de relaciones laborales actual, que no asegura acceder a un trabajo decente que permita atender necesidades básicas como llegar a fin de mes, conciliar la vida laboral y familiar, el acceso a la vivienda, la seguridad y salud laboral, o la participación social”. Esta es una situación que afecta especialmente a jóvenes y mujeres, “víctimas de una de las mayores tasas de desempleo, trabajos peor remunerados y elevada rotación”.