Vuestra indiferencia nos condena al olvido
El peor drama de una persona humana no es el hambre, sino el olvido de los demás.
No nos olvidéis. No olvidéis esta realidad dolorosa y vergonzosa de nuestro mundo: el hambre
Tenemos hambre de Dios, hambre de pan y hambre de educación.
Y vosotros, si no nos olvidáis con vuestros propios problemas, y nos ayudáis, saldremos adelante.
Dice el Papa Francisco: “vivimos en la indiferencia: ese drama de estar bien informados, pero no sentir la realidad de los otros, los pobres, los más desfavorecidos de nuestros hermanos. Este abismo de la indiferencia, Jesús nos lo representa en la parábola del hombre rico Epulón y el pobre Lázaro. Lc 16,19-31 Releerla por favor. Tarde o temprano todos tenemos que pasar el juicio del Señor, como el rico Epulón. “Tuve hambre y no me diste de comer”
Ante tantas personas reducidas a esqueletos humanos, a causa de la pobreza y del hambre, reina un silencio internacional inaceptable. (Fratelli tutti,29).
Estáis muy bien informados, sí, pero esta información no os llega al corazón, y el sentimiento de lástima desaparece cuando cambiáis de canal o apagáis el televisor para que no os afecte. No os refugiéis en el “bastante tengo yo con lo mío”
No endurezcáis vuestro corazón. Pedirle al Señor un corazón como el suyo, con capacidad de amar, de compadecerse. Un corazón misericordioso. Un corazón manso, amante de la paz. Generoso.
En vuestros países ya estáis superando la pandemia. Para vosotros ha sido coyuntural. Temporal. Para nosotros la pandemia del hambre y las enfermedades que acarrea, es crónica. Esta última pandemia mundial nos ha empobrecido aún más a los pobres.
Gracias a vosotros, Manos Unidas por seguir siendo fiel a vuestra misión, hacer visibles a los pobres, luchar contra el hambre y contra las causas que lo producen. Concienciando de que hoy en el mundo, hay alimentos suficientes para acabar con el hambre y evitar más enfermedades y muertes para esos 850 millones de personas que estamos en extrema pobreza.
Gracias por no caer en el olvido y hacernos visibles ante nuestros hermanos.
Este mes volvemos a vivir los misterios trascendentales de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Feliz y santa Semana Santa
Juan Antonio Montes Paniagua
Presidente delegado de Manos Unidas
Diócesis de Getafe