En todo el mundo, pobres y ricos creyentes hemos celebrado los misterios más trascendentales de nuestra fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Los que han vivido los dos primeros pasos, han conseguido sentirse resucitados por el Señor y no ha sido una Semana Santa más, sino la que ha cambiado definitivamente sus vidas al encontrarse con Él. ¡Feliz Pascua de Resurrección”
El efecto ser humano, única especie capaz de cambiar el planeta, está contribuyendo además a incrementar el fenómeno migratorio.
Las migraciones forzadas tienen sus causas: La pobreza extrema, la desesperación, las guerras, las persecuciones, el miedo y los cambios drásticos en el clima que se está produciendo a marchas aceleradas.
Manos Unidas lucha contra estas causas a través de proyectos de desarrollo en el mundo que eviten que la gente tenga que emigrar de su tierra y familia hacia un futuro incierto.
“Tenemos derecho a vivir en paz y con dignidad, como vosotros”.
Es necesario que unamos nuestras manos en un trabajo común y responsable.
Tenemos que cambiar nuestros modos de vivir y preguntarnos:
¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación con soluciones al problema?
¿Qué estoy haciendo mal que contribuye a aumentar el problema?
Nuestro modo de vida está destruyendo nuestra casa común, pero si cambiamos nuestro desenfreno consumista, podemos evitarlo. Aún estamos a tiempo.
Católicos: ¡Cristo mismo llama a nuestra puerta” “Porque tuve hambre y me diste de comer…”” Mt 25,35-36. El emigrante es Cristo mismo pobre.
Amar es servir, es imitar a la Virgen María, nuestra madre, que olvidándose de sus propios problemas siempre estaba al servicio de las necesidades de los demás.
“Al final de nuestras vidas seremos juzgados en el amor…” San Juan
Se necesitan voluntarios comprometidos con las personas más pobres del mundo que dediquen parte de su tiempo y bienes en favor de los más necesitadas.
La Iglesia, a través de Manos Unidas, nunca olvida a sus hermanos los pobres: los de aquí, y los de allí, en los rincones más abandonados del mundo.
Que nuestra Madre del Cielo, nos enseñe a estar siempre disponibles en favor de los demás. Seguro que nos sentiremos más felices.
Juan Antonio Montes Paniagua
Presidente delegado de Manos Unidas
Diócesis de Getafe