“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”
Dios con nosotros nos da una nueva oportunidad de vivir lo que él nos mandó para ser felices y que hasta ahora no hemos sido capaces de llevar a la práctica.
Ni amamos a Dios sobre todas las cosas
Ni a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Nuestros hermanos, los más necesitados, siguen padeciendo las tres hambres:
“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”
¿Qué no hemos entendido para seguir viviendo como si estas realidades no existieran?
¿Qué nos hace falta para salir de nosotros mismos y mirar a un mundo que sigue sufriendo la gran diferencia que ocasionan las injusticias, las desigualdades y la pobreza? Nuestra indiferencia los condena al olvido. Salgamos de la creciente indolencia que se instaura en nuestros hogares acomodados.
¿De verdad crees que esta realidad no tiene solución? Esto crea desesperanza en quién la padece y hombres, mujeres y niños, vivirán y morirán sin dignidad.
“Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”
Y estamos en el año santo de la esperanza. Somos su esperanza. ¿Vamos a defraudarles? Quien ama de verdad no busca su propio interés.
Comienza el año y lo llenamos de buenos propósitos. ¿Vamos a incluir en ellos el compartir con los demás nuestros bienes? ¿O vamos a seguir donando las migajas de nuestra abundancia y acallar nuestra conciencia laxa? Al finalizar nuestra vida seremos juzgados en el amor.
Manos Unidas nos recuerda que hemos de mirar a los pobres a la cara, y descubrir el rostro de Jesucristo en ellos, para con nuestra ayuda, juntos, salir de la indigencia.
¿Qué podemos hacer nosotros? Esta tarea ha de empezar por uno mismo, por un “yo” desprendido que se abra a un “tú” necesitado, sin reservas, sin pretextos, sin condiciones.
¿Cómo? Poniendo al hermano por delante de uno mismo, El desafío es entregarse, perpetuar la caridad y amar hasta el extremo. Cambiar nuestros modos de vida y siendo más austeros.
Los proyectos de Manos Unidas combaten el hambre, la miseria, la enfermedad, la falta de educación, la desigualdad, la injusticia, para restituir la dignidad que Dios otorgó a la persona humana.
Que la Virgen María nos alcance el que podamos ver a su hijo Jesús en el hermano.
FELIZ AÑO NUEVO 2025
Juan Antonio Montes Paniagua - Presidente delegado de Manos Unidas - Diócesis de Getafe
