Frenar la desigualdad está en tus manos
Para ello primero hay que identificar las brechas de desigualdad que atentan contra la dignidad
del ser humano.
Trabajo: Solo con un salario justo las personas pueden verse libres de la pobreza y el hambre.
En los países del sur no sabemos lo que es un salario, aunque si lo que sería justo. Somos las
personas peor pagadas del mundo. Sin derechos, sin contratos, sin nóminas, sin seguros
sociales, sin pensión futura. El empleo que nos ofrecen siempre es precario, informal, oculto;
en definitiva, es un subempleo que nunca alcanza para vivir. Se nos emplea en la agricultura,
minería e industria textil con horarios de sol a sol y sueldos que rondan entre 1 y 2 dólares
diarios. Después de la pandemia, la pobreza extrema ha aumentado en unos 90 millones de
personas.
Y si tuviéramos que destacar a los más pobres entre los pobres situaríamos a las mujeres y a
los niños. Suelen ser trabajos no remunerados (a veces solo por un poco de comida) y no
reconocidos, con ingresos totalmente insuficientes para sobrevivir. En el mundo mueren unas
7 personas por minuto. El hambre tiene rostro femenino. Las madres comen siempre las
últimas…si llegan a comer. Sus pechos están secos de leche. Sufren anemia crónica. Ven morir
a sus hijos de hambre. Y mueren ellas mismas dejando multitud de huérfanos. Niños y niñas de
la calle.La tarea del mundo rico: “Hacer de modo que el pan abunde en la mesa de la humanidad” San
Pablo VI. Hoy esto es posible. El mundo produce más de lo que necesita, pero distribuye mal.
Para que la lucha contra el hambre y la pobreza pueda ser efectiva tenemos que esforzarnos
para que cada persona y su familia puedan conseguir los recursos y las oportunidades
necesarias para un desarrollo y una vida digna a través de cuatro líneas de trabajo:
Un nuevo modelo económico que respete los derechos de todas las personas con trabajos
justos y sueldos dignos.
Una gestión pública eficaz que reinserte a los más vulnerables priorizando en los más
desfavorecidos.
Una educación para el desarrollo, cambiando estilos de vida consumistas e insolidarios en el
mundo rico que cada día abre una grieta más grande y profunda con los países pobres.
Unos proyectos de desarrollo que promuevan cambios estructurales que mejoren las
condiciones de vida de los países del sur. (Sanidad, educación, agua, agricultura, ganadería,
medio ambiente, comercio justo, etc.)
SE PUEDE ACABAR CON LA DESIGUALDAD
“Todo ser humano tiene derecho a vivir con dignidad y a desarrollarse integralmente, y ese
derecho básico no puede ser negado por ningún país…Cuando este principio elemental no
queda a salvo, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad”.
Fratelli tutti. Papa Francisco.
Juan Antonio Montes Paniagua
Presidente delegado de Manos Unidas. Diócesis de Getafe