Las Bienaventuranzas son un camino seguro hacia la santidad, que Jesús propone a los hombres concretando la forma de vivir y de actuar para llegar a ser santos. Hoy, desde el mundo pobre, nos fijaremos en alguna de ellas.
Las Bienaventuranzas son un camino seguro hacia la santidad, que Jesús propone a los hombres concretando la forma de vivir y de actuar para llegar a ser santos. Hoy, desde el mundo pobre, nos fijaremos en alguna de ellas.
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos".
Jesús, encarnado en los pobres nos dice: "Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme" (Mt 25, 35-36). "Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, conmigo lo hicisteis".
"Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados".
Hay un clamor en la tierra cuyos gemidos llegan hasta el cielo, hasta el trono de Dios, por parte de los pobres, los emigrantes, los desplazados, los que han tenido que abandonar su hogar, sus tierras, sus trabajos y sus pueblos.
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados".
Recordemos la parábola de Lázaro y el rico Epulón.¿Con qué personaje te identificas?
"Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios".
No puede haber paz sin justicia. Es injusto que 850 mm de personas estén sufriendo hambre. En Manos Unidas tenemos el compromiso y el objetivo irrenunciable de acabar con el hambre en el mundo y las causas que lo producen.
"Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos".
Hoy día muchos misioneros son perseguidos y asesinados por defender los derechos de los pobres. Siempre nos tendrán a su lado.
Bienaventurados los voluntarios de Manos Unidas que son fieles a sus compromisos cristianos y trabajan activamente en la viña del Señor para conseguir un mundo mejor, más humano y donde todos podamos vivir con la dignidad de los hijos de Dios.
Un abrazo en Cristo Jesús a través de los brazos maternales de María, nuestra Madre.
Juan Antonio