CARTA DEL MUNDO POBRE AL MUNDO RICO - OCTUBRE 2021

LA SABIDURIA DEL MAYOR

Los paises ricos os estáis perdiendo una de las mayores riquezas. La sabiduría de los mayores. No les escucháis y toda su sabiduria acumulada de años se pierde con ellos.

En los paises pobres, los ancianos son una autoridad, se les escucha, se les sigue, aprovechamos todos sus conocimientos acumulados. Son nuestros libros, nuestro colegio, nuestro instituto, nuestra universidad. Han pasado por todas las etapas de la vida. Nos enseñan a vivir y nos enseñan a morir.

Hay cosas en las que los paises pobres superan a los paises ricos, y aunque estas son muy pocas, creemos que son muy importantes. Son las riquezas que conlleva pasar a formar parte de los que llamáis "prescindibles". Los Mayores, y especialmente los mayores pobres.

Los mayores hacemos menos cosas, pero con más gusto. Crecemos en la relación amorosa con Dios y con nuestro entorno. Nuestra fecundidad no radica tanto en el hacer como en el ser. Aún tenemos la posibilidad de servir y ayudar a vivir a los más jóvenes a construir un mundo digno de ser vivido por el ser humano. Ayudamos a instaurar el Reino de Dios en este mundo como colaboradores del Señor. Somos cooperadores entusiasmados. Salmo 92,15 "En la vejez seguirán dando fruto"

"Lo necio del mundo lo ha elegido Dios para humillar a los sabios y lo débil del mundo para humillar a los poderosos". 1 Cor. 1,27

Dios nos demuestra que nuestra fragilidad, nuestra pobreza y pequeñez no es impedimento para nuestra colaboración, para extender el evangelio, para dar testimonio de Jesús.

En la vejez hemos comprendido que la auténtica libertad es ponerse con caridad al servicio unos de los otros.

Es mejor ser cojo en el Camino de la Salvación que un buen corredor fuera de él.

En la vejez, hemos aprendido que como cristianos y como personas, solo seremos creíbles con nuestra manera de vivir, con nuestro testimonio, con nuestra forma de estar en el mundo.

En la vejez, nos hemos dado cuenta de que cuando comulgamos, no transformamos el alimento en parte de nuestro cuerpo, sino que nuestra carne se transforma en el cuerpo de Jesús.

Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde se acogerá al excluido, al pobre, al necesitado.

Que en Manos Unidas escuchemos y aprendamos de nuestros mayores, pues además constituyen desde el principio el porcentaje más algo de nuestros voluntarios. Demos gracias a Manos Unidas orantes, que nos sostienen y animan en nuestra actividad en favor de nuestros hermanos los más pobres.

Nos encomendamos a nuestro Patriarca San José, a San Joaquín y a Santa Ana.

Un abrazo en Cristo Jesús a través de los brazos maternales de María, nuestra Madre.

Juan Antonio

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