CARTA DEL MUNDO POBRE AL MUNDO RICO - SEPTIEMBRE 2022

Vosotros, los europeos, los españoles, nos trajisteis la fe al mundo pobre y nos enseñasteis que la participación es una exigencia de la fe bautismal. Que todos estamos llamados a participar en la vida y misión de la Iglesia. Si falta esa participación la fe sin obras está muerta.

¿Dónde están los laicos comprometidos en la Iglesia?                                                                                 

¿Dónde están los voluntarios comprometidos con Manos Unidas en favor de los más pobres?

El proceso de descristianización del mundo es tan arrasador como la apatía de los laicos y voluntarios cristianos.

El desinterés, la indiferencia y la desidia de la mayoría de los fieles es imperdonable.

Cuando los miembros del cuerpo no se ejercitan, se atrofian y acaban por descomponerse y morir.

Es urgente salir de vosotros mismos, de vuestros problemas, para ayudar a vuestros hermanos de las periferias en África, América y Asia.

Vuestra acción, la acción de los laicos, de los voluntarios es insustituible. En Manos Unidas, atender a los más necesitados es la forma que habéis elegido de evangelizar. Es vuestra forma de santificación.

La sinodalidad es una forma de vivir y obrar de la Iglesia, del Pueblo de Dios en marcha que consiste en caminar juntos y en participar activamente en vuestra misión evangelizadora específica.

Para confiar en Dios y renovar la fe cada día, no debo gastar dinero en nada que nos sea: Ayudar a los más necesitados; compartir mi tiempo o comida con otras personas; comer lo necesario para estar sano. Antes de comer yo, que, como todos los días, debería dar de comer al necesitado.

Nada ni nadie nos va a robar nuestra esperanza de un mundo mejor, más justo y digno para todos.

 

Juan Antonio Montes Paniagua

Presidente delegado de Manos Unidas

Diócesis de Getafe

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