SKATE HERO, la música de la sinodalidad.

Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de instrucción de su fe, es un agente evangelizador... ya que también la grey tiene su «olfato» para encontrar nuevos caminos que el Señor abre a la Iglesia (papa Francisco, 17.10.2015).

Eso exactamente ha sido lo que han hecho cientos de laicos, dispuestos a caminar juntos como agentes de evangelización, con la puesta en escena del musical Skate Hero el pasado día 11 de marzo.

Javier Segura, delegado diocesano de enseñanza de la diócesis de Getafe nos lo cuenta.

—¿Te has dado cuenta, Javier, de que, sin pretenderlo, estamos viviendo la sinodalidad?

La afirmación de Juan Antonio, presidente de Manos Unidas en nuestra diócesis de Getafe, al final de la reunión de voluntarios para organizar el musical Skate Hero, me sorprendió.

Desde la Delegación Diocesana de Enseñanza nos habíamos embarcado en la aventura de representar el musical sobre la vida de Ignacio Echeverría, el héroe del monopatín, en un gran formato. Nada menos que en una plaza de toros, la Nueva Cubierta de Leganés. Atender un evento de estas magnitudes, al que al final asistirían casi 10.000 personas, excedía toda la capacidad organizativa del pequeño equipo de la delegación, así que comenzamos a pedir ayuda. Y esta llegó a raudales.

La reflexión de Juan Antonio era una constatación en vivo de lo que el papa Francisco nos está pidiendo a toda la Iglesia. En esa reunión de voluntarios estábamos jóvenes de la congregación de Nuestra Señora de los Ángeles, alumnos de la asignatura de religión de la asociación Dos o más, voluntarios de Manos Unidas, militantes de Santa María y todo el equipo de la Delegación Diocesana de Enseñanza.

Pero más allá de los voluntarios, se había generado en torno al mensaje de este joven abogado católico un espíritu singular de unidad. Es verdad. Quizás una primera unidad que se podía constatar era la de la propia diócesis de Getafe, pues, aunque el proyecto había surgido desde la delegación de enseñanza, se sumaron las parroquias, especialmente las de Leganés, y otras delegaciones como la de juventud. Fue muy significativo que el mismo día del musical (11 de marzo), coincidía con el encuentro de oración de los jóvenes con el obispo. Para facilitar la asistencia al musical los convocó a asistir a La Cubierta como el momento mensual de encontrarse con él.

La noticia traspasó las fronteras de la diócesis de Getafe y se hicieron eco también distintos grupos y delegaciones de Madrid y Alcalá. Y de una manera muy especial se sumó con fuerza todo el Movimiento de Santa María, cuyo grupo de jóvenes de la Milicia de Santa María ha puesto en marcha este musical. Ahí estábamos trabajando juntos distintas realidades eclesiales.

Ese espíritu abierto y de colaboración sobrepasó las fronteras de la Iglesia. Vimos cómo la figura de Ignacio llegaba a la televisión al programa Got Talent, y Risto Mejide hablaba de él como de un héroe que no ha muerto. Es verdad, Ignacio era católico, pero su acto de valor es reconocido por toda la sociedad. De manera muy especial como víctima del terrorismo. Por eso en el musical de Leganés la Asociación de Víctimas del 11 M se sumó como entidad organizadora del acto. La generosidad, la magnanimidad, el valor de Ignacio es universal. Es verdaderamente católico.

También ese sexto continente que es Internet se unió a esta corriente. Desde el mundo digital, veinticinco influencers removieron las redes sociales por todos sus canales para hacer llegar la noticia a los más jóvenes especialmente. Skate Hero se convertía así en un camino en el que confluían también distintas generaciones.

De una manera muy especial la música se convirtió en «camino sinodal», porque la música es un lenguaje universal que todo el mundo entiende. Apela directamente al corazón. No necesita dar demasiadas explicaciones para hacerse entender. Es, ante todo, escucha y acogida. Une corazones, crea puentes. En el musical todo el mundo pudo encontrar su canción, su música. Y así todas las generaciones pudieron también sentirse reflejadas. Desde el marchoso rap de Libertad a la emocionante balada de Dar la vida por amor o el himno a las víctimas del terror que es La última palabra. La música se convirtió en unidad. El símbolo mejor de ello es, sin duda, ver a todo el público cantando al final de la representación el estribillo la última palabra la tiene el amor. Una sola voz, un solo mensaje, un solo corazón.

Una música que traspasa fronteras, derriba muros, crea lazos, tiende puentes. Una música con fondo, con mensaje, que no está hueca. Porque el camino nos debe llevar a buscar la verdad, hacer el bien, contemplar y dejarnos embriagar por la belleza. Skate Hero nos une en un homenaje a las víctimas del terror, en un canto por un joven valiente que defendió la justicia con su propia vida. Amante de la verdad. Limpio de corazón. Que sencillamente hizo una opción de vida por ser una buena persona.

Todos nos hemos sentido atraídos por el ejemplo heroico de Ignacio. Reconocemos la grandeza de corazón, su magnanimidad, su lucha por la justicia, su amor a la verdad. Y sabemos que eso es lo que deseamos todos, seamos lo que seamos. Es lo que añora nuestro corazón, para nosotros y para el mundo.

No sé si todo esto ha sido sinodalidad, pero hemos caminado juntos, atraídos por el bien. Igual que cuando dijo Jesús: «cuando yo sea elevado en lo alto lo atraeré todo hacia mí», la bondad, la belleza, la verdad… ¡y la música!, han unificado corazones, los han hecho latir al mismo ritmo.

Cerramos este testimonio magnífico con la llamada insistente del papa Francisco a unirnos en la misión:

El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio (17.10.2015).

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