Carta pastoral de nuestro Sr. Obispo Mons. Sebastià Taltavull

Carta Pastoral dedicada a Manos Unidas

Caminemos juntos con Manos Unidas

No está de más que empecemos con una humilde confesión: «nuestra indiferencia los condena al olvido». Estas palabras encabezan la campaña que Manos Unidas pone a nuestra consideración con una llamada a nuestra conciencia para que miremos desde los últimos, para poder comprender un monde donde la desigualdad, el hambre y la pobreza siguen siendo los retos que impiden a más de la mitad de la humanidad vivir dignamente. El olvido es una nueva forma de exclusión. Por eso, nuestro caminar sinodal debe tomar en esta ocasión una dimensión nueva, la lucha contra la indiferencia. Pasar de largo, no fijarse en la realidad de sufrimiento que nos rodea, no hacer caso de los clamores que no paran, hacer el sordo a quien nos coge de la mano buscando reconocimiento, apoyo, un gesto solidario que reconozca su dignidad humana.

Caminar juntos con Manos Unidas quiere decir vivir la decisión de no encerrarse en el individualismo que aísla y abrirse a contar con los demás, uniendo las manos y los corazones para una única conquista, la del reconocimiento de los derechos de cada uno y de los pueblos, eso sí, con el compromiso de los deberes que corresponden a cada uno de ellos. Es inhumano querer avanzar dejando a los demás tirados en la cuneta de la insolidaridad y del olvido. Los responsables de Manos Unidas nos dicen que «un estilo de vida individualista es cómplice en la generación de pobreza y, a menudo, descarga sobre los pobres la responsabilidad de su condición. Pero la pobreza no es fruto del destino, sino consecuencia del egoísmo. Es decisivo dar vida a procesos de desarrollo en los que se valoren las capacidades de todo el mundo, para que la complementariedad de las competencias y la diversidad de las funciones den lugar a una participación en comunidad». Podemos ver que aquí confluyen los tres grandes objetivos del Sínodo, que son los de la Iglesia: comunión, participación, misión.

Ayudando y trabajando en proyectos, de los que cada año se nos da cuenta de lo que se ha realizado, se genera credibilidad y esperanza. De esta manera se intentan eliminar las brechas que mantienen las comunidades en una situación de pobreza y exclusión. Tradicionalmente, de esta campaña se ha dicho que es «contra el hambre». Lo que se nos pide es construir un mundo nuevo, sin hambre, como proyecto común. Después de la pandemia, con tantas experiencias vividas, no todo es igual, hace falta ser creativos, imaginando y proponiendo nuevas formas de cooperación, nuevos estilos de vida, más sobrios, más compartidos, más humanos. Caminar juntos -esta gran propuesta del Sínodo- ya pide experimentarlo con hechos cotidianos, allí donde la vida nos pide transformación, cambio, renovación, frescor evangélico. Y si a este caminar juntos, añadimos las Manos Unidas, nuestros corazones palpitarán a un solo ritmo, ¡el del amor que no condena a nadie al olvido, el del amor que no pasa nunca!

 

Mons. Sebastià Taltavull

     Obispo de Mallorca

 

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