Los desastres climáticos y naturales condujeron a 29 millones de personas a la inseguridad alimentaria aguda en 2018 y amenazan con dejar a unos 100 millones en 2030.
Crisis medioambiental, hambre y pobreza: tres vértices de un mismo triángulo. Esta es la base sobre la que Manos Unidas sostiene la campaña de 2020, y muchos datos la confirman. Se trata de un círculo vicioso, como el perro que se muerde la cola: si en un país la población se dedica a la agricultura y, debido a tormentas inusuales, se quedan sin cosecha, no tendrán para comer ni tampoco para subsistir económicamente; estas personas serán cada vez más pobres y, cuando ocurra otro fenómeno natural, tendrán menos oportunidades para protegerse.
Nosotros, como humanos, no tenemos el poder de frenar los fenómenos naturales; pero sí que tenemos la posibilidad de hacer frente a ellos en mayor o menor medida, y también de colaborar con los que más lo necesitan proporcionando alimentos y formación. Eso es lo que Manos Unidas hace en países de América, África y Asia: lleva proyectos de formación y apoyo para que ellos puedan implementar estas medidas en sus hogares y su contexto, y eso les permite tener más oportunidades. Con ello, ganan dignidad y seguridad en su vida.
Está en nuestras manos romper con ese círculo vicioso y ayudar al que más lo necesita. ¿Te animas? Colabora con nosotros.
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