La campaña de Manos Unidas vuelve a llamar a las puertas de nuestro corazón para
hacernos presente al grito de los pobres y al escándalo del hambre. En un mundo globalizado que una vez más nos ha recordado la pandemia debemos responder con
todas las fuerzas de la solidaridad y el amor, porque estamos convencidos de que el
hambre tiene solución cuando el corazón humano es sanado del egoísmo y del pecado
por la ternura de la gracia y la caricia del Amor de Dios. Tenemos que caer en la cuenta
que con nuestra indiferencia los condenamos al olvido.
Tres son las claves a las que se nos llama para no caer en el más grave de los pecados
que es el pecado de la indiferencia. De que siempre ha sido así y de que no tenemos
nada que hacer. Hay que volver una y otra vez a vivirlo todo desde la esperanza que nos
da el caminar juntos. Ofrecer nuestras vidas y nuestras manos unidas para erradicar lo
que es el mayor escándalo: la mayoría de la humanidad viven en todas las carencias del
hambre. Mientras muchos desperdician alimentos y agua. Nos cuesta compartir todo
aquello que podría ayudar a solucionar esta plaga que , o lo hacemos entre todos unidos,
juntos, o nos quedamos en la queja y en no dar ningún paso hacia la verdadera solución,
como dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti, “Anhelo que en esta época que nos toca
vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre
todos un deseo mundial de hermandad. Entre todos: He ahí un hermoso secreto para
soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida
aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que
nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante”.
1.- Acoger el mensaje del Evangelio. Tenemos que ayudar a que sean muchos los que
descubran y vivan el servicio a los países más pobres. Abrirnos a sus necesidades. Saber
con el Papa Francisco que otro mundo es posible, más lleno de la ternura del Amor de
Dios que nos lleva a acoger tantos desafíos en los que viven nuestros hermanos que
agonizan de todo tipo de hambre, de pan, de dignidad, de progreso, del salir del
sinsentido de la vida. Os invito a todos a ser generosos con las campañas de Manos
Unidas, con sus proyectos solidarios.
2.- Sembrar Esperanza. Tenemos que sembrar en el Corazón de la humanidad la
llamada a colaborar, a ser solidarios con los más pobres y necesitados. Hemos de ser
cristianos coherentes, para que el bolsillo se abra a los más necesitados de paz, amor y
esperanza. Manos Unidas siembra esperanza en la cultura de la indiferencia.
3.- Caminar juntos. En Manos Unidas llevan más de 63 años luchando contra el
hambre, la miseria y las causas que las provocan; desde el inicio entendieron que una de
las causas que las alimentan es la desigualdad, no solo económica, también de
oportunidades para acceder a los derechos fundamentales que faciliten una vida digna
para todas las personas; desigualdad que alimenta el drama del hambre en el mundo.
Las campañas de Manos Unidas, alienta el caminar juntos para salir de todas las crisis.
Es hora de comprometerse en la construcción de un mundo donde nadie se quede atrás y
el hambre se convierta en un triste recuerdo de un pasado marcado por la desigualdad
caminando en esperanza, como invita el Papa en Fratelli Tutti 55: “La esperanza es
audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y
compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen
la vida más bella y digna. Caminemos en esperanza”.
Seamos muy generosos con los que viven todo tipo de crisis y que esperan que nuestra
generosidad les ayude a una vida más digna.
Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo, Primado de España