El voluntario Ángel Ardid se ríe cuando le recuerdan su fama de tacaño: “fui reduciendo algunos gastos, sobre todo los bancarios”. Anteriormente trabajó en una agencia de publicidad y en una entidad bancaria, y “sabía de números”.
Está orgulloso de haber llevado las cuentas para una organización que ayuda a los más pobres de África, América Latina y Asia, para aquellos que no tienen ni comida para pasar el día, y mucho menos para recibir educación o atención sanitaria.
Ángel ha puesto lo mejor de sí mismo para llevarlo de manera tan profesional. Recuerda muchos buenos momentos, mucha satisfacción, amistades, proyectos cumplidos. ¿Su peor momento?: “mi momento más amargo es este, tener que dejar de trabajar en Manos Unidas”, nos explica con tristeza.
Personas como Ángel Ardid consiguen que Manos Unidas pueda emplear el 90% de sus ingresos a sus proyectos de desarrollo y a las tareas de sensibilización. La austeridad es una de las señas de identidad de Manos Unidas, y una de las razones que mueven a muchos voluntarios a unirse a nuestra causa. Nuestros cargos de responsabilidad son voluntarios.
Contamos en la delegación de Valencia con 41 voluntarios presenciales y 11 no presenciales. Y a estos hay que añadir las 81 delegadas comarcales que cuentan a su vez con más de un centenar de colaboradoras que las apoyan. En total, alrededor de 260 personas que dan lo mejor de sí mismas para ayudar a quienes lo tienen muy difícil para ni tan siquiera poder comer cada día.
Ángel Ardid agradece el apoyo de los compañeros de la delegación que durante sus 23 años en Manos Unidas Valencia han compartido con él muchas horas de trabajo, y también a los compañeros de Servicios Centrales del equipo financiero con quienes ha estado en contacto y de quienes ha recibido su apoyo.
En Manos Unidas Valencia le vamos a echar mucho de menos, por tan buenos momentos, y por tanta dedicación a su departamento.