Feli Alcocer es una hermana misionera de las religiosas de María Inmaculada, cuyo aspecto frágil a primera vista engaña, ya que es una mujer valiente e inteligente, que igual supervisa la construcción de un edificio, que pasa por delante de terroristas con prudencia, y con el miedo contenido, pero sin bajar la cabeza. Su vocación es ayudar a las niñas y jóvenes, un eslabón muy vulnerable en la cadena humana en general, y ahora además, en uno los lugares más frágiles del mundo: África. Tiene en marcha un proyecto en Burkina Faso apoyado por Manos Unidas.
Feli Alcocer es natural de Sotorribas, Cuenca, aunque muy vinculada a Valencia, donde viene a parar cada vez que vuelve a España, cada dos años. Esta vez la encontramos por Valencia para operarse una rodilla, y cuando se recupere, a sus 77 años, vuelve a Burkina Faso. Las primeras religiosas de María Inmaculada llegaron a Burkina, a la ciudad de Bobo en 1992, su segunda misión fue en 2003 en Nasso, y la tercera en 2012 en Saaba y allí siguen defendiendo los derechos de los más vulnerables del planeta.
Manos Unidas Valencia. ¿Cómo nació su vocación?
Feli Alcocer. Estudiaba en París, en casa de mi hermana que trabajaba allí. Estaba con las religiosas de María Inmaculada y me entusiasmé con el trabajo que hacían. Era el momento de la emigración fuerte, de España y de Portugal, y las hermanas las recogían en el tren para que no cayesen en malas manos, incluso en redes de prostitución.
Cuando acabé los estudios me marché directamente al noviciado, a Roma, aunque yo quería irme a la India. Cuando hice la profesión perpetua, la general me dijo que mi misión se quedaba allí, porque venían muchos emigrantes, así que permanecí 20 años en centros sociales de Roma, Milán y Bari.
MUV. ¿Cómo fueron esos 20 años?
FA. Fueron muy buenos años. Al principio había emigración joven, después empezaron a llegar también familias. Llegamos a tener entre 400 o 500 afiliados en los centros sociales, se trataba de ayudarles para que las mafias no se aprovecharan de ellos. Eran sobre todo jóvenes de Perú, El Salvador, Honduras, Filipinas… Nosotros las ayudábamos para que no cayeran en redes de trata o en trabajos abusivos.
Nacimos para responder a las necesidades de las jóvenes que inmigran del campo a la ciudad en busca de trabajo, y se encuentran sin hogar, sin trabajo y sin medios para subsistir.
MUV.Y de Italia pasó a Mali, un contraste muy grande.
FA. Un cambio enorme, con 57 años, y allí he estado, en Bamako, desde 2002 a 2013. Empezamos a trabajar con las empleadas de hogar, 5 chicas muy majas, y llegamos a tener más de 200, a las que formamos y ayudamos, para que tengan mejores trabajos y mejor pagados, y con contrato. Antes cobraban unos 5.000 francos, y ahora no trabajan por menos de 20.000. Las que se forman bien pueden llegar hasta 60.000 y 80.000 francos, si consiguen puestos como empleadas de hogar en casas de diplomáticos y de hombres de negocios.
MUV. Mali es uno de los países más pobres del mundo, no sería fácil
FA. Más que pobreza, hay miseria, y cada día más. Uno de los motivos es por el terrorismo, que provoca muchos desplazados. Mucha gente joven está en la calle pidiendo, porque tienen que abandonar su casa con lo puesto.
Y con el Covid la situación ha empeorado, porque muchas personas sacan su sustento con el comercio diario, y al tener que cerrarlo se han visto sin nada qué comer. Salieron a protestar a la calle para que les dejaran trabajar, porque se morían de hambre, y se lo permitieron bajo la promesa de guardar las distancias. Cuando pueden, lo hacen, pero a veces están en sitios tan reducidos que no es posible.
MUV. ¿Ha afectado mucho el Covid?
FA. El Covid gracias a Dios no ha atacado muy fuerte. Ahora ya ni hablan de ello. En todo Burkina Faso, donde estoy ahora, habrán muerto unas 200 personas, oficialmente. Y muchos no han muerto de Covid, lo han dicho porque les interesará.
"En Burkina Faso ya ni hablan del Covid, gracias a Dios no ha atacado muy fuerte"
Cargos de responsabilidad
La hermana Feli Alcocer es Ecónoma para la zona de Burkina y Mali, también ha sido secretaria y encargada de la Fundación. Muchos cargos de responsabilidad para una persona trabajadora, decidida y valiente. Hasta buscar terreno para el nuevo proyecto de Uagadugú, capital de Burkina, 14 km del centro.
MUV. ¿Estaba en Mali durante la guerra?
FA. Cuando estalló la guerra tuve la suerte de no estar allí, porque la superiora de Bobo-Doiulasso se marchó a Roma a capítulo, y entonces me enviaron al frente de aquella comunidad en Burkina. Fue muy duro para las hermanas que estaban allí, porque pasaban por la puerta pegando tiros, ya que se encuentran en el centro de Bamako, la capital de Mali.
MUV. ¿Por qué el apoyo a las jóvenes?
FA. En África, si una familia no puede pagar la escuela a todos, la que deja los estudios es la niña. Para ellos basta que sepa cocinar y que tenga hijos, que es lo único que les interesa para que salga de la casa, y así cuanto antes posible, tienen una boca menos que alimentar.
De pequeñas, las niñas suelen ir a la escuela, pero cuando crecen las sacan para que ayuden a su madre, o porque no pueden pagarlo como he mencionado. Nos ocupamos de aquellas que sacan del colegio, y que las mandan con algún familiar o hasta con algún vecino. Entonces, unas veces las tratan bien, pero otras las esclavizan. En el centro las recuperamos y les damos una formación durante un año o dos, para que estén bien preparadas para trabajar. Hay chiquitas que están bastante bien preparadas, y si se puede las llevamos a escuelas profesionales de alto nivel, lo que les permite salir adelante e incluso ayudar a sus familias.
Cuando una familia no puede pagar la escuela para todos, la primera que sacan del colegio es a la niña
MUV. ¿La mujer africana lleva el peso de la familia?
FA. La mujer trabaja con el niño a la espalda literalmente. Es la que lleva las riendas de la casa, a veces los padres no les dan nada, la mujer se ocupa casi siempre de la escuela, de la comida… Los padres llevan el grano y a veces ni eso, y las leyes no les obligan a nada.
MUV. ¿Cómo se levanta una situación así?
FA. Con la cultura, la gente que tiene cultura lleva otra vida. La mujer que no tiene medios, ni educación, se va al comercio a ver si saca para traer la “salsa” para dar de comer a los hijos, se pasa todo el día en el mercado y vuelve por la noche, y los hijos han estado solos todo el día. La gente de menos nivel no tiene nada.
Ahora, muchas mujeres ya trabajan, las cosas van a mejor, pero queda muchísimo por hacer, porque muchas mujeres no tienen oportunidad de mejorar su situación. En Malí hay muchos muy ricos, en Burkina Faso también hay ricos y pobres, pero se está desarrollando una clase media.
MUV. ¿Qué apoyo reciben de Manos Unidas en Burkina faso?
FA. En 2019, Manos Unidas ha financiado un edificio completo de tres pisos, y un hangar, que es sala abierta entre los dos edificios, para que las niñas puedan comer en el descanso y donde también damos de comer a las que no tienen. Es también su zona de recreo.
En un futuro próximo queremos utilizar el hangar para reunir a los jóvenes del barrio, porque no queremos meterlos en las clases. Vamos a hacer actividades para los jóvenes y niños del barrio, porque no tienen nada, y queremos un lugar para ellos.
Fue en 2017 cuando Manos Unidas empezó con la planta baja, en 2018 se construyó la primera y en 2019 la segunda planta, cada año nos han hecho una. Tenemos que dar gracias a Dios, porque el curso empezaba justo cuando se terminó la planta baja, y mientras se desarrollaba el curso, seguíamos construyendo la planta siguiente. Así, las niñas no han tenido que esperar tres años para estudiar, y la primera promoción ha terminado cuando se completó el edificio.
Además, se pintó todo al acabar, para lo que pedimos permiso porque en Manos Unidas son muy rigurosos con el cumplimiento de los proyectos, pero pedimos aplazar la pintura para que no se estropeara durante la construcción. Entendieron nuestra petición y el resultado ha sido positivo.
Se ha construido un hangar, una zona para descanso y comidas fuera de la formación, en la que se harán también actividades con niños del barrio, porque es una zona muy pobre y no tienen nada
MUV. ¿Trabajan siempre con los mismos proveedores?
FA. Ya los conocíamos de Mali, y a partir de ahí hemos tenido una buena relación de trabajo. Yo al principio no tenía ni idea, pero ya de verlo he aprendido, por ejemplo, el tipo de hierro que hay que poner en las columnas. Tenemos mucha confianza con el constructor y preferimos superar las normas de seguridad con el hierro, porque nos da seguridad. Además del hierro también hay que tener en cuenta la arena, material que también voy conociendo: la buena hay que recogerla a 200 km, y eso cuesta más, pero es garantía de cara al futuro.
En Manos Unidas nos dicen que es más caro, pero es que preferimos hacer obras que perduren en el tiempo.
En Bamako tenemos un edificio financiado por Manos Unidas que tiene más de 20 años y está intacto, con estos mismos constructores que conocemos.
MUV. Hace usted de aparejadora, contratista, ingeniero… de todo y supervisa las construcciones.
FA. He aprendido a fuerza de verlo, El problema suele ser económico. Casi todo el material viene de fuera y eso lo encarece, en Burkina no hay hierro y hay que pagar aduana, y en las aduanas no hay ley.
Expliqué a Manos Unidas que tuve una reunión con el constructor y el ingeniero, y discutimos de que muchos edificios se acaban cayendo demasiado pronto. Nosotros queremos construcciones más sólidas, y que tengan sus clases, sus armarios... inversiones de futuro, sin pegotes, ni parches.
MUV. ¿Cómo se levanta el ánimo en los momentos difíciles?
FA. No se pierde la esperanza. Por ejemplo, nos preguntan sino tenemos miedo del terrorismo, pero es que... está por todas partes. Está demostrado que los terroristas si tienen un objetivo lo consiguen, ellos no saltan los muros, entran por la puerta. A nosotras, ¿a qué van a entrar sino es para robarnos el coche? Cuando quieran se lo llevarán. Hay que tener cuidado, y seguir haciendo tu vida.
MUV.¿Tienen otros apoyos además de Manos Unidas?
FA. Sí, además de Manos Unidas también nos ayuda Misión América, África Directo, Mujeres Burkina, Asociación Jesús Pelegrín, Fundación Francisca Roviralta y Aigua per al Sahel y particulares. Gracias a todos ellos.
MUV.¿Y cuándo se recupere y vuelva a Burkina Faso?
FA. Seguimos con ilusión para terminar lo que tenemos en marcha y si quiere alguien colaborar para terminar el último piso del internado, nos quedaremos muy agradecidos y contentos como ya lo estamos con todo el apoyo que nos dan desde Manos Unidas.
Este proyecto está actualmente en desarrollo por parte de las religiosas de María Inmaculada con el apoyo de Manos Unidas. Se sitúa en el departamento de Saaba, en la Provincia de Kadiogo, en la región centro de Burkina Faso junto a la ciudad de Ouagadougou (capital de Burkina Faso y de esta provincia).
La ciudad de Saaba, a 14 km del centro de la capital, tiene una población de unos 80.900 habitantes. La zona, muy deprimida, está poblada por emigrantes que acuden en busca de oportunidades. Carece de estructuras educativas y las plazas son insuficientes para cubrir la necesidad escolar. Y las que existen, tienen malas infraestructuras, escaso o nulo material didáctico y un profesorado con insuficiente formación.
En Burkina Faso sólo un 21% de las mujeres está alfabetizada. En general, la situación de la mujer es de sumisión al marido o padre, no tienen derecho a la propiedad privada dentro de la sociedad tradicional, y son las que se encargan de los trabajos más duros dentro de la familia, padeciendo incluso prácticas que atentan contra sus derechos fundamentales, como el matrimonio forzado.
Con esta intervención se va a dar acceso anual a la formación profesional de 360 chicas jóvenes sin recursos a través de la costura, bordado, tejido y teñido de telas, que incluye formación integral de práctica y teoría de cada materia. La finalidad es facilitar su independencia económica a través de microempresas, o de la venta de sus productos, y favorecer su desarrollo y el de sus familias.
Las Hermanas de María Inmaculada se esfuerzan por favorecer el crecimiento y la madurez de jóvenes mujeres en todas las dimensiones:
Las religiosas de María Inmaculada tienen más de 30 años de experiencia en el país. Su conocimiento de las necesidades e inquietudes de las comunidades es profundo y antes de implementar cualquier tipo de proyecto, previamente analizan minuciosamente las motivaciones de los grupos que ellos acompañan regularmente.
Manos Unidas y las Religiosas de María Inmaculada, cuentan con una experiencia de trabajo conjunta de 32 años, comenzaron a trabajar juntas en el año 1987.
Relación entre la contraparte local y Manos Unidas
Hasta la fecha han trabajo conjuntamente en una larga lista de países entre los que se encuentran en una diversidad de países como Brasil, Burkina Faso, Ecuador, Filipinas, Guinea Ecuatorial, India, Malí, Paraguay y Perú
Los proyectos que se han realizado conjuntamente han sido educativos principalmente, si bien también se han ejecutado algunos proyectos agropecuarios, sanitarios, sociales, hábitat y medioambiente, integrales, organización comunitaria, entre otros.