“Me enorgullece pertenecer a Manos Unidas”, dice Mª Jesús Berrocal, voluntaria de Rocafort. Esta frase nos ha emocionado. Y continúa diciendo Mª Jesús: “veo en los comunicados que el dinero que invertimos llega a los países más afectados por esta pandemia. Me emociono solo de pensar que desde tan lejos la ayuda llega. No tengo palabras para expresar mi agradecimiento”, y esa es la clave de nuestra organización: nuestras cuentas y nuestra austeridad para que las ayudas lleguen a los necesitados.
Desde Xátiva, Isabel Toledo, muestra su preocupación por la suspensión de actividades provocadas por el confinamiento, lo que repercutirá en no poder llegar a todo ya que no se cuenta con las donaciones de pequeñas empresas, comercios, casales falleros... “El año que viene habrá que reinventarse. Yo tengo fe en la gente, lo importante es caminar. Estoy segura de que si se cierra una puerta se abrirá otra. Porque Dios no nos abandona”, expresa Isabel desde la delegación comarcal de Xátiva.
Isabel echa de menos el trato con sus compañeros, “el contacto por teléfono ha sido importante”, pero compartimos con ella que no es lo mismo, que nos ha faltado la relación directa.
Mónica Miralles, delegada de Manos Unidas Pego: “Antes de que el coronavirus llegara a nuestras vidas pensaba que el mundo se había olvidado de llorar. Me equivoqué. No nos hemos olvidado ni de llorar ni de ayudar al más desfavorecido. Además, hemos aprendido a sonreír con los ojos, lo que es maravilloso. También me he dado cuenta de que el ser humano, sí es solidario y espero que no se nos olvide”.
Mónica lideró un grupo solidario durante la pandemia que cosía material sanitario para toda la localidad durante los peores momentos de la crisis. El centro de salud, el hospital, la policía local y vecinos que lo necesitaron, recibieron de forma gratuita el material proporcionado por una cadena solidaria que Mónica, junto con otras compañeras de Manos Unidas Pego, puso en marcha y unió a muchos vecinos. Mónica recuerda con enorme cariño como tanta gente se unió a esta cadena solidaria poniendo lo que tenían y lo que podían: su trabajo cosiendo, su material, su dinero para comprar más material… ¡Impresionante!
Estas compañeras de Pego, y todas las que se unieron, son un ejemplo más de grandeza y de esfuerzo por ayudar al prójimo.
"Antes de que el coronavirus llegara a nuestras vidas pensaba que el mundo se había olvidado de llorar. Me equivoqué. No nos hemos olvidado ni de llorar ni de ayudar al más desfavorecido. Además, hemos aprendido a sonreír con los ojos, lo que es maravilloso".
Desde la comarcal de Buñol, Amelia Galarza, nos cuenta cómo se reinventó la solidaridad de las compañeras de Manos Unidas durante la pandemia. “Optamos por ayudar a nuestros vecinos (personas mayores): a hacer la compra diaria, a recoger el pan, etc. Y ofrecimos nuestros vehículos para hacerles llevarles los artículos de peso. Hemos estado más pendientes de ellos llamándoles por teléfono, para que con unas pocas palabras no se sientan lejos y solos. Y con el inicio de los paseos autorizados, les propusimos acompañarles si así lo deseaban”.
En cuanto a Manos Unidas, Amelia se lamenta de que se hayan suspendido todas las actividades programadas, pero “seguimos muy ilusionadas pues nos mueve el hacer visible la solidaridad, involucrarnos en los problemas de la gente y darnos cuenta de cuánto nos necesitamos unos a otros”.
“Cuando se pueda retomar la vida, desde nuestra delegación nos gustaría hacer algo que nos renueve la motivación, la ilusión y la esperanza. Probablemente será una cadena de dibujos por el pueblo…”. Están trabajando en ello. Seguro que nos sorprenden con una estupenda actividad.
Desde Manos Unidas Sagunto nos han enviado una reflexión conjunta: “lo mejor del trabajo es el equipo que formamos las voluntarias. A este grupo nos une la fe y el convencimiento firme de ayudar a los más necesitados”. Durante el confinamiento han mantenido el contacto a través de las redes sociales, para darse ánimos y apoyo emocional. Es una gran suerte contar con gente así de implicada.
Su reflexión continúa: “en los momentos difíciles de la humanidad, en situaciones de crisis como la que estamos viviendo, es la Iglesia Católica la que siempre está ahí de forma incondicional, sin mirar ideas políticas, sin depender de los presupuestos que tengan que aprobar las instituciones, sin mirar quien se lo merece o quién no. Los voluntarios cristianos ayudamos siempre que sea necesario y estamos siempre atentos donde se nos pide ayuda. Somos mano de obra segura, barata y muy, muy eficaz. Lo que nos parece triste es que muchas personas, también los políticos no lo valoren e intenten despreciar a la Iglesia como institución cuando pueden, sin pararse a pensar que sin nosotros, lo tendrían más difícil para solucionar muchas de las crisis que vivimos y que nos vendrán”.
A Xesca Bertomeu, de la delegación comarcal de Benissa, de Manos Unidas le llama especialmente la atención “la defensa de los pueblos indígenas y de sus tierras, la defensa del planeta y de la naturaleza, porque de ella dependen muchos millones de personas que viven de una economía de subsistencia. Y también, por supuesto, la defensa de la mujer, la sanidad, la educación, el agua, etc”.
Xesca considera que Manos Unidas es una ONG cercana y de fiar, y aprecia mucho la difusión de los proyectos que se realizan para conocer a los misioneros y a los socios locales. Valora la austeridad de la organización, una de nuestras señas de identidad para que las donaciones lleguen donde corresponde.
Desde Benissa, nuestra compañera apuesta en el futuro por mantener la transparencia y modernizar algunos procesos de colectas. Propone organizar una rifa para Navidad y continuar haciendo reuniones telemáticas por comodidad y por reducir contaminación.
Dori Pérez, de la delegación comarcal de Alginet: “Aunque el confinamiento no nos ha resultado agradable, en algunos aspectos nos ha dado la oportunidad de centrarnos en lo verdaderamente importante: ayudar a los demás como parte de nosotros mismos como comunidad. En esta situación no puedo evitar pensar que si para nosotros ha sido duro teniendo los recursos que tenemos, ¡cómo será en los países en los que no disponen ni de lo más básico! Hoy más que nunca es necesaria nuestra colaboración para lograr un mundo más justo y solidario”.
María Londero, voluntaria en el Departamento de Operación Enlace: “En este largo confinamiento he pensado en la magnitud del daño sanitario, moral, económico, que arrastra consigo la pandemia. Alrededor nuestro vemos sufrimiento y dolor, y vemos también actos heroicos en muchos ámbitos. Lo palpamos y lo vivimos en España, en Europa, y en todos los continentes. Pero si hay uno que destaca es África, que no tiene la capacidad ni los medios para luchar contra el coronavirus”. María, que estuvo muchos años como enfermera en el Congo, conoce bien África e imagina las dificultades con las que deben enfrentarse a la pandemia: “¿cómo aplicar los medios preventivos con familias con 6, 7 u 8 niños, que deben convivir en pequeñas chozas para dormir?, ¿lavarse las manos? ¿aplicarse la mascarilla que no tienen?”.
María espera volver a la delegación “más motivada, frágil, pero reforzada con la presencia de los otros voluntarios”, nos confiesa.
Carmen Albors, voluntaria también en la delegación de Valencia: “conocí a Manos Unidas en El Cercado, República Dominicana, por casualidad. Estaba visitando a mis compañeras de OCASHA (Obra de Cooperación Seglar Apostólica para Hispanoamérica), compañeras a las que Manos Unidas acababa de aprobar un proyecto de guardería”. Estar allí en aquel momento me hizo vivir, a mi y a otras jóvenes cooperadoras, una estrecha colaboración para montar el proyecto. Recuerdo que yo dibujé unos muñecos de Walt Disney para decoración. Allí aprendí que dentro de las grandes desgracias que padecían, se decían: “Dios es el que sabe”. Yo tenía 25 años, hoy tengo 76 y estas palabras se me quedaron grabadas”.
Tengo el regalo de ser voluntaria hace años, 8 o 9 años. Trabajo en Operación Enlace, departamento que me permite conocer bien los proyectos y comprobar cómo el 90 % de los donativos va para ellos, sólo una pequeña parte se dedica a gastos de difusión y contratación, lo que se puede hacer gracias a los muchos voluntarios. Conozco a mucha gente de Manos Unidas extraordinaria, somos como una gran familia. Y ahora, aunque no podemos ir a la sede nos sentimos igual de unidos. “Dios es el que sabe lo que quiere de nosotros en cada momento, ahora a rezar y a esperar en Él”.
"Espero volver a la delegación más motivada, frágil, pero reforzada con la presencia de los otros voluntarios”.
En el departamento de Operación Enlace también está David Coloma, quien se siente orgulloso de su trabajo como voluntario y de las personas de la delegación. “Me gusta el ambiente que hay entre nosotros, además de la labor que realizamos, por eso, lo que ahora echo de menos es a mis compañeros de la delegación”.
David pone un toque de humor a sus recuerdos en Manos Unidas Valencia: “cuando estábamos en el antiguo local, un día me quedé trabajando hasta tarde, los demás se fueron y me quedé encerrado. Menos mal que sabía dónde estaba la salida de emergencia”.
Respecto a la situación después del confinamiento, David cree que habría que repensar algunas cosas para organizarse de nuevo. Se muestra muy agradecido, “me considero privilegiado porque mi familia me ha cuidado mucho y he tenido tiempo de estudiar, rezar y meditar”.
María Gutiérrez forma parte del grupo de Colegios y se muestra preocupada por la evolución que tendrá este departamento ante la nueva situación: “en el futuro no podremos reanudar las visitas a los centros educativos durante una temporada larga, hasta que este bicho esté bajo control. He sugerido que modifiquemos la oferta de actividades con propuestas online, en septiembre lo veremos cuando tengamos los materiales nuevos”.
“He estado pensando que sería muy bueno grabar un vídeo explicando nuestra web de educación: contenidos más interesantes, confección de clipmetrajes, consumo responsable, diversidad, igualdad entre las personas… También cómo entrar fácilmente en nuestra colección de cuentos, ofrecerles sesiones por Skype para charlas coloquio, dirigir dinámicas, etc”: estas son algunas de las muchas propuestas de María, que pone todo su esfuerzo en su labor con los niños. También ha pensado María distintas formas de colaboración con el profesorado de los colegios que apoyan a Manos Unidas, su cabeza ha estado bien ocupada en todos estos días de confinamiento.
Sólo nos queda agradecer a todos los que habéis participado en esta pequeña encuesta el esfuerzo para permitir conocernos un poco mejor y mejorar en nuestro trabajo como voluntarios de Manos Unidas.