Visitar centros educativos es una de las actividades programadas en la agenda de trabajo de presentación de campaña de la misionera invitada. Cristina Antolín dio diversas charlas en el colegio Ave María de Benimamet, Escuelas Profesionales Xavier, Santa Teresa de Torrent y Nuestra Señora del Pilar de Valencia.
Los alumnos han tenido la oportunidad de conocer cómo cambia la forma de vida de niños y jóvenes como ellos solo por el hecho de haber nacido en otro lugar del planeta, otro lugar más pobre. En muchos lugares de África los niños, no es que no tengan una escuela a la que ir, es que no tiene ni comida, o comen una vez al día, y comen siempre lo mismo.
Por la hora de las charlas, algunos alumnos han preferido quedarse sin recreo y acudir a escuchar el testimonio de la misionera. Otros se han emocionado al conocer las malas condiciones de vida de millones de niños, y han querido saber cómo pueden ayudarles.
Cristina Antolín les ha explicado que todos pueden poner de su parte, dando un donativo, por pequeño que sea, y gastando menos en cosas superficiales. “Tenemos de todo, pero siempre queremos más” ha reconocido una niña.
Se preguntan como pueden sonreír con tan malas condiciones “porque disfrutan del día a día y porque no conocen otra cosa”, les ha explicado la misionera, “porque no te paras en lo que te falta, sino en lo que tienes”.
Los asistentes a las charlas se han interesado por distintos aspectos de la vida África de la misionera: si vive como ellos, si come lo mismo que ellos… Cristina Antolín es feliz en África, concretamente en Camerún, que es donde ella trabajaba antes de ser destinada a España como general de su congregación, Santo Domingo. Pero espera volver allí, a Camerún, en cuanto termine su labor actual.
Le han preguntado que si hay tanta pobreza, porqué el Vaticano no vende todas sus riquezas: “el mundo es de todos y todos debemos ayudar, no sólo el Vaticano que ya lo hace, y mucha gente rica también”.