Retiro de Cuaresma de los voluntarios de Manos Unidas Valencia

28/02/2024

La alegría es el tema elegido por nuestro consiliario José Domenech, para el retiro cuaresmal de 2024. Domenech es licenciado en Teología y formador en el Seminario Mayor la Inmaculada.

Es verdad, es cuaresma y es un tiempo marcadamente penitencial. La alegría parece más apropiada para la pascua”, pero decidió desarrollar la idea, y los voluntarios acogieron el mensaje con el que salieron a recibir la cuaresma y la resurrección con el corazón preparado, y reconfortado.

“Me parecía que hablar de la alegría puede estar muy bien –explicó el sacerdote-, pero necesita una explicación si se hace en cuaresma. Estamos tan acostumbrados a meditar y orar en cuaresma la Pasión del Señor, el Vía Crucis, los misterios dolorosos, los pasos de Semana Santa, las siete palabras, la Virgen de los Dolores, el Prendimiento, el Santo Entierro, … Cuántos ejercicios de piedad que nos ayudan a vivir con unción y compunción la cuaresma y la Semana Santa”.

Para la RAE (Real Academia de la Lengua) la alegría es un: “sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores”. Y ha reflexionado que si “la alegría, es simplemente un sentimiento, está llamada a ser pasajera”. Esto contrasta con la definición de alegría que nos aporta santo Tomás de Aquino: la alegría es el primer efecto del amor, y, por tanto, de la entrega, entonces, según explica nuestro consiliario “La alegría no es un simple sentimiento”, y por lo tanto, no sería algo pasajero.

La tragedia de nuestros días es que se nos ha vendido la idea de que el amor es solo sentimiento. Nuestros jóvenes no creen en el amor, no saben amar, porque persiguen algo que siempre es pasajero. No confían en que el amor pueda durar, por eso el drama de tantas personas es que el amor se les acaba. Porque confunden el amor con el enamoramiento, que tiene un tiempo de duración”, ha precisado Domenech.

El amor a Dios

El consiliario de Manos Unidas en Valencia nos ha ayudado a reflexionar sobre el amor a Dios: “La alegría de amar a Dios no puede compararse con ninguna otra. Y si nuestra vida como cristianos consiste en esencia en amar a Dios, debemos estar siempre alegres. ¡Qué gran bendición! La alegría más grande e intensa ya no es un sentimiento pasajero”

Y durante este retiro cuaresmal, los voluntarios de Manos Unidas fuimos invitados a reflexionar sobre la alegría con citas de la Escritura, por ejemplo, en la Anunciación el saludo del ángel: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”.

Y en palabras del sacerdote: “el anuncio del ángel a los pastores, en los que les dice. “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.

La alegría de la Pascua

La alegría de la pascua es la más grande que nadie hubiera podido imaginar. Para esa gran alegría nos estamos preparando en cuaresma”, ha precisado nuestro consiliario.

Y ha señalado que la preparación de la cuaresma es una alegría y un camino a la gran alegría. No es sólo un tiempo penitencial, sino que se trata de disponer al alma para vivir plenamente el triduo Pascual.

Los voluntarios de Manos Unidas han escuchado motivos concretos para alegrarse en general, por ejemplo: la alegría de los demás. “Dar alegría a los demás será frecuentemente una de las mayores muestras de caridad, el tesoro más valioso que puede dar un cristiano a quienes le rodean”.  

Estar alegres es una elección en nuestra vida, según Domenech. “Podemos elegir estar alegres porque siempre tenemos motivos para ello. La fe, la esperanza y la caridad, ya son tres motivos poderosos para ello”.

Y ha continuado: “conviene que nos demos cuenta de cuáles son esos peligros que nos influyen y nos alejan de hacer una buena elección, que nos impiden alegrarnos de corazón. Creo que algunos que debemos tener en cuenta y estar precavidos son los siguientes”:

  • La tristeza, evidentemente, se opone a la alegría. Tiene su origen en un malentendido amor propio. Como dice santo Tomás de Aquino: “La tristeza es un vicio causado por el desordenado amor de sí mismo, que no es un vicio especial sino la raíz general de todos ellos”.
  • La desesperanza, que también nace de un mal entendido amor propio. Ante nuestras faltas y pecados, es fácil que nos desanimemos. Pero no debemos quedarnos en el desánimo, pensando que somos un desastre. Es un pecado contra la esperanza, que es una virtud teologal, y desagrada mucho a Dios.
  • Las comparaciones con los demás son también muy peligrosas. No nos permiten alegrarnos, ni con lo que hacemos nosotros, ni con lo que hacen los demás. Vivimos siempre pendientes de todo, para ver quién saca mejores notas, quién cocina mejor, quién cobra más, quién tiene más éxito, quién consigue más voluntarios … ¿Cómo podrá estar alegre quien se está comparando constantemente?
  • La envidia mata el alma. Como es imposible ser el mejor en todo, acabo envidiando a algún hermano. Y entonces, su presencia, en lugar de ser motivo de alegría, alimenta mi envidia y me impide descubrir el bien y su bondad. No consigo alegrarme, ni con el bien que hago yo, ni mucho menos con el que hacen mis hermanos.

“La lista de peligros podría ser mucho mayor, por supuesto. Al final, todos ellos proceden del pecado y conducen al pecado. Todo aquello que atenta contra la verdadera alegría, proviene del enemigo, que nos aparta de Dios”.

El sentido del misterio

“Los sufrimientos y las persecuciones – ha recordado el sacerdote-  no son un impedimento para la alegría. Precisamente porque los cristianos intuimos el verdadero sentido del misterio que es el sufrimiento, podemos entender que se puede vivir en medio del sufrimiento con alegría. Para eso la cuaresma es de una ayuda inestimable. Mirar el sufrimiento de Cristo y de la Virgen María supone precisamente profundizar en el misterio de la redención, que nos abre a la gran y verdadera alegría”.

Según palabras del consiliario, la primera fuente de alegría es el amor. El que ama, el que es amado, tiene ahí una fuente de alegría inmensa, inagotable. Citando de nuevo a Santo Tomás: “El amor produce en el hombre la perfecta alegría. En efecto, solo disfruta de veras el que vive en caridad”.

Ejemplo de esto, la segunda fuente de nuestra alegría citada por el sacerdote es la eucaristía: “Santo Tomás dice que Cristo instituyó este sacramento como singular consuelo en las tristezas de su ausencia. Ciertamente, el anhelo de verle, de abrazarle, de escucharle, a veces es tan intenso que no lo podemos casi soportar”.

Unido a esto, evidentemente está la oración. No es necesario explicar mucho más, porque si estamos con Dios, ¿cómo no vamos a estar alegres? Santo Tomás decía que las fiestas se han hecho para promover la alegría espiritual, y esa alegría la produce la oración. Es de cajón, en la oración, Dios sosiega el alma, la conforta y hace que se alegre con un gozo espiritual muy suave.

También la Palabra de Dios es fuente de alegría. Como dice el profeta Jeremías 15,16: “Si encontraba tus palabras las devoraba: tus palabras me servían de gozo, eran la alegría de mi corazón”. El amor por la Palabra de Dios, su lectura y meditación, nos unen con Dios y nos llena de alegría.

Para terminar, José Domenech ha precisado “recordar las alegrías pasadas, nos ayuda y nos alegra mucho. No sólo nos anima en nuestras tristezas, sino que nos recuerda que somos capaces de estar alegres, que en otro tiempo lo estuvimos, y que pronto lo estaremos. Recordar alegrías pasadas, no nos ha de poner nostálgicos o melancólicos, sino que nos debe hacer crecer en gratitud y en determinación de estar alegres, de elegir la alegría”.

Con estas palabras el consiliario ha despedido este acto cuaresmal invitando a la reflexión sobre el sentido de estos días tan señalados en el nuestro calendario. Los asistentes han vuelto reconfortados y "alegres" con las bonitas palabras del consiliario, José Domenech.

Finalmente todos han participado de la Eucaristía. 

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