Las tremendas inundaciones sufridas en la zona de Regent, en Freetown, la capital de Sierra Leona, dejan ya un balance de casi 600 muertos, entre ellos más de 100 niños, y se calcula que puede haber otras 500 personas desaparecidas.
Se trata de una zona periurbana, con edificaciones poco consistentes, lo que, unido al momento en el que se produjeron las lluvias y avalanchas de lodo -cuando sus habitantes estaban durmiendo- no ha hecho sino aumentar la magnitud de la catástrofe; uno de los peores desastres naturales que se han vivido en los últimos años en el continente africano.
El presidente del país, Ernest Bai Koroma, ha pedido ayuda urgente a la comunidad internacional: "La devastación nos está superando. Comunidades enteras han sido arrasadas. Necesitamos ayuda urgente ahora", ha declarado durante una visita a la zona de Regent, una de las más afectadas.
Desde Manos Unidas nos hemos puesto ya en contacto con nuestros socios locales en la ciudad africana para mostrarles nuestra preocupación y solidaridad, así como para ponernos a su disposición para apoyar cualquier intervención urgente. En estos momentos, los equipos de la zona están evaluando la emergencia y los próximos pasos a dar:
“Estamos en la zona de la catástrofe y estamos evaluando la situación. El gobierno nos ha pedido si podemos hacernos cargo de chicos/as que han perdido sus hogares y otros que han quedado huérfanos. Estamos abiertos a ayudar, pero queremos saber cómo es la situación antes y prepararnos desde el punto de vista logístico”, nos comenta el padre Jorge Crisafulli, salesiano, misionero en el país, y socio local de Manos Unidas.
Permanecemos a la espera de sus posibles peticiones de ayuda.