Como consecuencia de la inestabilidad climatológica provocada por el tifón Paolo, la ciudad de Zamboanga (Filipinas) quedó expuesta a una tormenta de fuertes lluvias a partir del sábado 14 de octubre. Las lluvias y los fuertes vientos afectaron a los barangays –barrios con entidad institucional y administrativa– de las zonas costeras, provocando deslizamientos de tierras e inundaciones que causaron la destrucción de viviendas y el desplazamiento de la población a zonas seguras.
Se están produciendo cortes de luz prolongados y las comunicaciones marítimas y aéreas están limitadas o suspendidas temporalmente. Tras varios días de caos en la ciudad, el gobierno local declaró el 19 de octubre el «Estado de Calamidad en la Ciudad».
Según la Oficina de Bienestar Social y Desarrollo de la Ciudad de Zamboanga, el número de familias damnificadas asciende a más de 4.500, hay 2.500 familias desplazadas, al menos una persona muerta, más de 2.500 viviendas afectadas, 160 totalmente destruidas y 350 con daños severos. Las necesidades de la población requieren de medidas de atención temprana -acceso a lugares seguros, alimentación, agua y ropa- y ayuda para la reparación de viviendas.
Junto a la Cooperación Española, Manos Unidas inició una intervención de emergencia para apoyar a las familias desplazadas mediante la entrega de un paquete alimentario de urgencia. La distribución de la ayuda alimentaria se está realizando por medio de ZABIDA, nuestro socio local en el país, y en coordinación con las autoridades locales. Además, se cuenta con la colaboración de más de 80 voluntarios pertenecientes a organizaciones de jóvenes, lo que muestra la fuerte solidaridad y espíritu comunitario que existe a nivel local.
Jéssica del Olmo, nuestra compañera expatriada en Filipinas, destaca precisamente la agilidad de la coordinación a pesar de las dificultades. «ZABIDA está realizando un gran trabajo; su reacción ha sido muy rápida, cercana y eficaz, no solo a la hora de hacer llegar los alimentos sino en el proceso de identificación de las familias más afectadas». Nuestra compañera destaca esta tarea como un complemento esencial en la intervención de emergencia, ya que permite realizar un perfil de las víctimas y de los evacuados para facilitar la posterior coordinación y monitoreo de la ayuda por parte del gobierno.