Culvert y Regent son dos comunidades a las afueras de Freetown, la capital de Sierra Leona. Hace justo una semana, la zona era arrasada por unas lluvias torrenciales que han dejado hasta la fecha más de 400 muertos, y donde se calcula que otras 600 personas permanecen aún bajo los escombros y más de 3.000 se han quedado sin hogar.
CARITAS FREETOWN , en los primeros momentos tras la tragedia, comenzaron distribuyendo alimentos a los voluntarios que rescataban los cadáveres de entre el barro y los restos de las casas arrasadas por la fuerza del agua, y a los que los trasladaban al depósito de cadáveres. En colaboración con el Ministerio de Sanidad, y con fondos de otra organización, el equipo de Freetown ha atendido a los supervivientes, con solo 8 enfermeras y una clínica móvil, mientras otro de sus grupos de voluntarios identificaba a las víctimas, ofreciéndoles apoyo psicosocial.
Ahora, pasados los días más críticos, han identificado 250 familias en estado de vulnerabilidad en 10 comunidades afectadas. Se trata, sobre todo, de mujeres cabeza de familia, con un gran número de personas dependientes a su cargo. Las necesidades son múltiples: alimento, ropa, mantas, utensilios básicos del hogar, material escolar, materiales para construir un alojamiento temporal, etc.
Y es ahí a donde se destinarán los fondos aportados por Manos Unidas, a la distribución de materiales de primera necesidad: arroz y alimentos para 6 semanas, ropa, mantas y utensilios para cocinar y para el aseo personal. También se incluye apoyo psicosocial y seguimiento de las familias afectadas, acogidas temporalmente en espacios públicos seguros, para que puedan afrontar esta situación traumática.
¿Por qué ocurrió la desgracia?
La zona afectada está ubicada entre las colinas que dan nombre al país y el mar. Está densamente poblada, con más de un 1 millón y medio de habitantes, que se agolpan en el centro urbano (1.055.964 habitantes) y en las comunidades de alrededor (444.270 habitantes). Ante la falta de espacio, muchas familias construyen en las laderas de las montañas. Los que cuenta con más recursos construyen en zonas seguras y con materiales de buena calidad, pero la mayoría de las familias, que, por otro lado, han emigrado para buscar un futuro mejor, fabrican sus viviendas en cualquier lugar y con elementos muy rudimentarios. A esto se añade la falta de canalizaciones o desagües en muchos barrios de la ciudad o la acumulación de desechos, que impide la circulación del agua.
Esto puede producir graves consecuencias, y cuando llegan las lluvias, torrenciales en los últimos años, y como ocurrió el 14 de agosto, son frecuentes las inundaciones en muchos barrios de la ciudad. Con estos antecedentes es fácil imaginar el desastre que provocaron las lluvias torrenciales y la avalancha de barro ocurridas a primera hora de la mañana de ese día. Las casas construidas en la ladera de la montaña en Regent quedaron sepultadas por el barro y la fuerza del agua arrastró todo aquello que encontró a su paso.
A esa hora de la mañana muchos estaban durmiendo y se da la circunstancia de que, por coincidir las vacaciones escolares, muchos escolares estaban visitando a sus familiares.