1. Párate, calma tu ritmo de vida. Eso te permitirá escuchar, no solo oír; mirar, no solo ver. Podrás descubrir una nueva relación con las cosas, con las personas, con la naturaleza y con los problemas de la propia sociedad y del mundo.
2. Opta por consumir productos fabricados en las proximidades. La energía que se consume al transportar una tonelada de manzanas desde Chile a España podría mantener un frigorífico encendido hasta dos años y medio.
3. Usa el transporte público. El transporte por carretera es el sector económico que más gases de efecto invernadero emite. En concreto, el coche familiar es responsable del 22,4% de nuestras emisiones de CO2.
4. Infórmate sobre la economía solidaria – empresas sociales, banca ética y comercio justo- que pone a las personas en el centro, que crea oportunidades laborales para todos y que cuida el medio ambiente.
5. Fórmate sobre temas como la cooperación al desarrollo y los derechos humanos. Así, podrás participar en acciones de denuncia y propuesta a políticos, empresarios e instituciones para que defiendan activamente los derechos de todas las personas.
6. Busca información y comparte alternativas de consumo más responsable. Por ejemplo: grupos de consumo, mercados agroecológicos, mercados de trueque, redes de intercambio, bancos de tiempo, huertos comunitarios, bancos de semillas, compostaje comunitario, turismo alternativo y sostenible……..
7. Contempla la naturaleza y valora con afecto y admiración a todas las criaturas que forman la Creación. Todos estamos conectados y tenemos un papel en este mundo.
8. Profundiza en tu compromiso. Si ya participas en actividades sociales, valora si puedes implicarte más en ellas o plantéate colaborar si aún no lo haces.