Hola, me llamo María. Vivo en el basurero de Cobán, una ciudad al norte de Guatemala. Mis padres se dedican a reciclar la basura que traen los camiones procedentes de la ciudad. Antes, los hijos e hijas de las familias que vivían en el basurero, también tenían que recoger la basura, pero, desde hace catorce años, podemos acudir a la escuela y comer allí. Nuestros padres también pueden asistir a formación. Nuestra escuela se llama Comunidad Esperanza y Manos Unidas la apoya. Allí, más de cuatrocientas niñas y niños nos preparamos para la vida. Ya hay personas que estudiaron aquí que son maestras, arquitectos. Es una verdadera oportunidad para nosotros.