Los vaivenes de los mercados descansan, en buena medida, sobre nuestro alto nivel de consumo. La manera de encarar esta problemática es abrir camino hacia la educación y sensibilización ciudadanas, que impliquen cambios en nuestros estilos de vida hacia un consumo más responsable y solidario.
Encontramos, en este sentido, alternativas de consumo local, huertos comunitarios ecológicos urbanos o grupos de consumo.
Todos tratan de impulsar la producción, el intercambio y el consumo local, aunque están abiertos a comprar productos de lugares lejanos siempre que provengan del comercio justo, alejados de la cadena especulativa, y que suelen emplear a personas en riesgo de exclusión social.
Propuestas de denuncia contra la especulación financiera en el mercado de las materias primas:
Ha habido importantes campañas de denuncia tanto a nivel europeo como nacional, dirigidas a evitar que las entidades financieras ofertaran productos financieros en los que estuvieran incluidos los alimentos básicos. El resultado es muy alentador porque muchas entidades bancarias están abandonando progresivamente las inversiones en los mercados financieros vinculados a productos básicos alimentarios. Por eso, proponemos abrir una reflexión sobre la Banca Ética, que no se limita a buscar el rendimiento económico sino también el rendimiento social a la hora de invertir.