Manos Unidas apoya a estas comunidades también golpeadas por el coronavirus.
Las fuertes tormentas tropicales que han atravesado Centroamérica han afectado gravemente a distintas zonas de El Salvador, un país muy perjudicado ya por las consecuencias de la crisis del coronavirus.
A la tormenta Amanda se sumaron en días posteriores las lluvias remanentes de la tormenta Cristóbal, causando la muerte de al menos 27 personas y afectando a cerca de 30.000 familias, con más de 300 viviendas destruidas y 1.200 con daños estructurales.
Las fuertes lluvias han dañado muchos cultivos, una consecuencia particularmente grave en un contexto donde las medidas de prevención del coronavirus y la crisis generada han provocado la pérdida de empleos o la imposibilidad de realizar muchas de las actividades económicas de las que dependen las familias.
Muchas familias viven en asentamientos precarios urbanos y rurales que presentan fuertes carencias a causa de la calidad de las viviendas y el lugar donde están ubicadas, en muchos casos a orillas de ríos y quebradas.
La pérdida de enseres y la inundación de las viviendas provocó desde el primer momento la necesidad generalizada de alimentos y resguardo. Muchas familias han tenido que recurrir a albergues y otras se han visto obligadas a improvisar campamentos con los materiales que han podido rescatar.
Las consecuencias reportadas por las comunidades son muy diversas: deslaves, inundaciones provocadas por ríos desbordados en áreas rurales y urbanas, cárcavas, derrumbes, pérdidas de alimentos y medicamentos, crisis nerviosas, tuberías dañadas, muros colapsados, techos destruidos, árboles caídos, falta de acceso al agua y energía eléctrica, pérdida de plantaciones agrícolas, viviendas dañadas y colapsadas, infraestructuras dañadas y comunidades aisladas.
Las familias se están enfrentando a este desastre con todas sus energías, limpiando y recuperando todo aquello que la fuerza de la lluvia no ha destruido. También se están organizando de manera colectiva para conseguir alimento y hacer frente a la situación, pero están muy debilitados, sin recursos.
Se trata de familias que durante años se han esforzado por construir sus viviendas y buscar formas solidarias de hacer comunidad, y que ahora se enfrentan a la repentina pérdida de lo construido.
Es urgente una ayuda inmediata y, por esta razón, Manos Unidas y sus socios locales están poniendo en marcha una intervención de emergencia para dar respuesta a las necesidades de 780 familias.
La acción se llevará a cabo en cuatro comunidades del municipio de San Pablo Tacachico, en el departamento de la Libertad, y de seis comunidades del municipio de Alegría, en el departamento de Usulután. El proyecto consistirá en la entrega de canastas de víveres y agua potable, el suministro de colchonetas para el albergue de Alegría y para aquellas familias que lo han perdido todo, y rollos de plástico para protección de suelos a causa de deslaves.
Al finalizar las tormentas, la acción de emergencia se entrará en fase de reconstrucción inmediata, lo que incluye reparaciones en las viviendas dañadas o con mayor riesgo, la reparación de las tuberías principales de los sistemas de agua y la construcción de un centro de acopio comunitario para las seis comunidades del municipio de Alegría.