Hay cada vez más consenso en que este deterioro de las condiciones de vida y de la salud humana tiene que ver con el maltrato de la naturaleza y la destrucción de los hábitats naturales que ha favorecido el contacto con determinadas especies y sus virus. La Organización Mundial de la Salud indica que la zoonosis (virus o bacterias que provienen de los animales) es responsable de más de 200 enfermedades en las personas. Esto se une a una alarmante crisis medioambiental, relacionada con el cambio climático y el uso abusivo de los recursos naturales, sobre todo en las comunidades más vulnerables del Sur. Por eso, Manos Unidas promueve un desarrollo humano integral y sostenible y una economía del Bien Común, que antepone la dignidad humana y el cuidado del planeta, y que implica el acompañamiento de las comunidades empobrecidas desde la defensa y protección del medioambiente, donde encuentran su sustento: alimento, agua, hábitat, plantas medicinales, referentes espirituales, etc.
La construcción de una vida digna y en paz para todos requiere de un refuerzo de las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil y su participación en la defensa de sus derechos y el compromiso solidario en el Bien Común. Recordemos que, según ACNUR, a final del año 2018, 70,8 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse debido a la persecución, los conflictos, la violencia o las violaciones a los derechos humanos.
En resumen: esta experiencia dramática del coronavirus nos lleva a reafirmar con mayor firmeza la dignidad de todo ser humano y sus derechos; la necesidad de generar nuevos estilos de vida más solidarios; la urgencia, desde la política y la economía, de crear condiciones de vida más humanas, centradas en la dignidad de cada persona y en el bien común. Como dice el Papa en la encíclica Laudato Si´, cuyo Año celebramos: “En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos, el principio del Bien Común se convierte inmediatamente, como lógica e ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres”.