«El día que conocí la existencia del centro decidí inscribirme sin ninguna duda. Y la verdad es que fue una buena decisión. El centro ha sido como mi segunda casa… He aprendido mucho sobre la profesión de ayudante de guardería. Las relaciones que he entablado me han emocionado y en este ambiente me he sentido como en familia. Hemos compartido alegrías, tristezas, cariño… y hemos buscado soluciones a nuestros problemas. Quiero dar las gracias de corazón a nuestras queridas educadoras que nos han acompañado a lo largo de este año y también al padre José, a la señora Loubna y a Manos Unidas por habernos dado la oportunidad de formarnos durante estos últimos meses de confinamiento».
La joven Meriem Mrabti participa en los talleres del centro de formación femenina que dirigen los padres salesianos en la ciudad marroquí de Kenitra.