"Partimos plenos de bienes y de ilusiones, directos a las misiones; las emociones son muchas y el corazón escucha en un país que sonríe sin condiciones"
Vivimos una gran aventura en el estado indio de Jharkhand; un lugar hermoso y lleno de contrastes, al nordeste, en medio de frondosos bosques, en el cinturón tribal de India.
La naturaleza salvaje se presenta ante nuestros ojos, dejándonos totalmente maravillados; la jungla nos atrapa. El verde intenso de los arrozales; una explosión de color que jamás olvidaremos.
Nuestra memoria podrá borrar muchos lugares, pero jamás aquel paisaje de postal; aquellos búfalos nadando, los nenúfares en flor, el secado del trigo, colinas y ríos; naturaleza en estado puro. El olor a cacahuete, a maíz, a curry y a té son las fragancias del viaje.
Vivir esta experiencia, sin apenas peso en la mochila, alejados de nuestra zona de confort, ha sido emocionante. Una formación integral, que hemos logrado alcanzar, como voluntarios, aprendiendo de sus costumbres, escuchando testimonios de vida.
Allí el tiempo no lo marca las agujas de un reloj
Cuando aterrizamos en este punto perdido en el mapa, nuestro tiempo se detuvo, nuestras prisas se acabaron, dejándonos llevar por la magia de este lugar.
Los tribales llevan viviendo entre estos bosques de bambú miles de años, cultivando sus tierras y aprovechando la riqueza mineral.
Las aldeas que visitamos, alejadas de toda civilización, tienen vida, mucha vida y en cada mujer, hombre o niño una historia para no olvidar.
Cuando pisé estas rojizas tierras todo pareció místico; la eterna India. Un pueblo que irradia calidez, que parece conocer el verdadero significado de la vida.
Jharkhand es un de los estados prioritarios dentro del trabajo de Manos Unidas en India. En los últimos años se ha intensificado la presencia de la ONG, financiandose numerosos proyectos.
Fuimos testigos del trabajo sanitario, educativo, de fortalecimiento de la mujer y de fortalecimiento social, asi como, en el terreno agrícola. Se trata de Programas de desarrollo localizados especialmente en los focos rurales mas aislados.
La población tribal, adivasi, de religión animista, ama a la madre Tierra.
El espiritú de sus antepasados parece descansar en medio de esta naturaleza bella y basta.
Las tribus de las aldeas no pertenecen al sistema de castas; son grupos homogéneos con sus propios líderes y leyes. Ellos nos enseñaron que el mundo es grande y que existen personas enormemente ricas aunque tengan los pies descalzos.
Sin embargo, son el punto más bajo en todos los indicadores socio- económicos; considerados primitivos por la mayoría de la población. Ocupan uno de los peldaños más bajos en la sociedad india.
En la zona se hablan numerosas lenguas y cohabitan una treintena de tribus, siendo la mayoría pequeños agricultores o jornaleros temporales. Desempeñan actividades marginales que no les permiten salir de la pobreza.
Las tribus viven en Comunidad en esta hermosa tierra dónde Manos Unidas sigue trabajando. Tierra de tribus, tierra de castas, de tradiciones; de mil colores, de mil olores; de la esperanza que jamás se gasta.
Rosa Toullis- Comunicación