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Conceptos y prácticas como «agroecología» y «soberanía alimentaria» serán imprescindibles en las discusiones que tendrán lugar en septiembre en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios; una nueva oportunidad para reflexionar y tomar decisiones para avanzar en la lucha contra el hambre.
En América Latina, la lucha de Manos Unidas contra la pobreza y el hambre está basada en el fomento de prácticas agroecológicas sostenibles e iniciativas en defensa de la soberanía alimentaria de las comunidades, tal y como demandan nuestros socios locales en el continente.
Estos conceptos nacen como respuesta a un modelo de agricultura que en décadas pasadas dio el poder a las grandes compañías y primó la producción intensiva, la deforestación y el monocultivo, lo que provocó el empobrecimiento de los suelos y el daño al medioambiente como consecuencia del uso de masivo de fertilizantes sintéticos y plaguicidas químicos, la manipulación genética y el uso abusivo del agua y la energía.
La agroecología, estrechamente ligada al concepto de la soberanía alimentaria, nace como una alternativa que considera de forma integral las dimensiones ambiental, social, económica y política.
En la dimensión ambiental, propone una integración entre los ecosistemas agrícolas y los alimentarios, optimiza la biodiversidad, elimina la dependencia de productos externos, caros y contaminantes –sustituyéndolos por otros reciclables–, prioriza la producción de semillas nativas y se adapta mejor al cambio climático.
La dimensión social se sustenta en la cultura local, con dietas saludables y diversificadas, y promueve la solidaridad y el fortalecimiento de las estructuras sociales, sin olvidar la igualdad de género y la promoción de la mujer.
La economía social y solidaria estaría en el corazón de la dimensión económica, con un comercio local fuerte que conecte a los productores con los mercados locales y que proporcione medios de vida dignos a las familias campesinas.
Finalmente, la dimensión política de la agroecología implica que el centro de poder de los sistemas alimentarios pase de las grandes corporaciones a los pequeños productores, poniendo bajo su control la propiedad de la tierra, las semillas y el agua, entre otros recursos, con una gobernanza local que garantice la soberanía alimentaria. De esta manera se respeta el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sostenibles de producción, distribución y consumo de alimentos.
Con estas premisas, Manos Unidas ha apoyado, en los tres últimos años, 195 proyectos en América Latina por un importe de 22.503.000 €. Más allá de los proyectos concretos, se trata de una estrategia de largo plazo que busca el desarrollo integral de las comunidades, en colaboración con socios locales experimentados y conocedores de la realidad cultural, social y política de las regiones donde trabajamos.
¿Cómo trabaja Manos Unidas la agroecología?
Texto de Juan de Amunátegui. Departamento de Proyectos de América.
Este artículo fue publicado en el nº 215 de la Revista de Manos Unidas.