¡Ayúdanos a erradicar los minerales de guerra!

El 20 de mayo los parlamentarios europeos volverán a revisar el reglamento para el "comercio responsable de minerales en zonas de conflicto”. Todavía puedes unirte a nuestra campaña para terminar con estos minerales, cuyo control, extracción, procesamiento y comercio "financian grupos armados que cometen graves violaciones de los derechos humanos, en vez de contribuir al desarrollo".

Tal vez no seamos conscientes de ello, pero gran parte de los aparatos de última tecnología que usamos cotidianamente, como móviles, tabletas, ordenadores o electrodomésticos, utilizan valiosos minerales, imprescindibles para su funcionamiento, como el estaño, el tantalio o el tungsteno. Miles de kilos de estos materiales son extraídos todos los días, procesados, transportados y comercializados. Pero ¿de dónde vienen exactamente estos minerales?

En algunos países del Sur, ricos en recursos naturales, el control y explotación de estos recursos está vinculado a grupos armados o a situaciones de conflicto. El comercio de estos minerales se convierte así en una herramienta poderosa para financiar la violencia, fomenta las luchas por el control de los recursos y refuerza la explotación de sus trabajadores, niños muchas veces, violando de manera constante y reiterada los derechos humanos de su población. Países como Colombia, República Democrática del Congo, Zimbabwe, Myanmar, etc. son víctimas cotidianas de la estrecha relación entre la explotación de los recursos naturales, los conflictos y la violación de los derechos humanos.

Las empresas europeas juegan un papel importante en este proceso, cada vez que compran e importan estos minerales para la elaboración de sus productos, y se convierten así en parte de la cadena que vincula la explotación de los recursos con la violencia y los derechos humanos.

La Comisión Europea ha propuesto un “proyecto de Reglamento basado en una estrategia para el comercio responsable de minerales en zonas de conflicto” que incentive a las empresas a una actuación más transparente y que evite financiar estos “minerales de sangre”. Pero la propuesta actual es poco ambiciosa, ya que no promueve un mandato obligatorio, si no voluntario, para las empresas; restringe la propuesta de Ley únicamente a cuatro minerales (oro, estaño, tantalio y tungsteno) cuando el conflicto existe con muchos otros minerales; y así mismo el reglamento limita su alcance a sólo 480 empresas, minimizando el efecto de la reglamentación europea y quedándose en un tímido intento de desvincular la explotación de los recursos tanto de los conflictos como de la violación de los derechos humanos.

El próximo 20 de mayo los parlamentarios europeos volverán a revisar el Reglamento. Manos Unidas, como parte de las organizaciones europeas de CIDSE, junto con otras redes y organizaciones, está desarrollando una campaña dirigida a nuestros representantes políticos, para conseguir un reglamentación más justa y ambiciosa. Más de 150 líderes religiosos de todo el mundo se han sumado a nuestra iniciativa, y miles de personas han apoyado con su firma.

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