Desde que un terremoto asolara el 12 de enero de 2010 Haití, Manos Unidas ha destinado un total de 7,5 millones de euros para financiar y llevar a cabo 90 proyectos, casi la mitad de ellos de emergencia, postemergencia y reconstrucción.
"A pesar de todo, al cabo del tiempo el terremoto se ha convertido en una dramática anécdota que no ha influenciado tanto en que se rompiera un proceso de desarrollo que no existía, ni en que lo impulsara porque tampoco ha cambiado nada respecto a cómo era el país antes del terremoto", ha asegurado Jimena Francos. Y es que de hecho, en Haití, la población sigue sufriendo sus pérdidas, tiene enfermedades y hay una enorme cantidad de personas subnutridas, más de la mitad de la población, según ha indicado citando datos de la FAO.
Manos Unidas ya trabajaba en el país 35 años antes del terremoto, pero tras el seísmo intensificó su labor en el país y aunque los fondos que se recaudaron para la emergencia se han gastado, aún tienen un presupuesto destinado al trabajo en el país. La primera solución para Haití que al menos "desharía nudos", pasa por "una voluntad política de la comunidad internacional, no solo de los políticos haitianos" que también "tienen que dar la talla", ha asegurado Jimena Francos en una entrevista concedida a Europa Press (ver artículo completo aquí)
Desde Manos Unidas también llamamos la atención sobre las reglas del comercio internacional y otras razones de carácter estructural e histórico, que han hecho que durante décadas se haya ido "expoliando el país y le han dejado en una situación en la que apenas tiene elementos de los que pueda conseguir ingresos para desarrollarse por sí mismo".
Este fin de semana, el Secretario General de Manos Unidas, Rafael Serrano y la Coordinadora de Proyectos de Manos Unidas en Haití, Jimena Francos, han participado este fin de semana en Roma en una reunión convocada por el Consejo Pontificio Cor Unum y la Comisión Pontificia de América Latina por deseo expreso del Papa Franciscoen la Cuando se cumplen cinco años del terremoto.
Bajo el título ''La comunión de la Iglesia: memoria y esperanza para Haití cinco años después del terremoto'' se celebró este sábado 10 de febrero una reunión especial organizada por el Consejo Pontificio Cor Unum y la Comisión Pontificia para América Latina en colaboración con los obispos de Haíti entre ellos el Cardenal Chibly Langlois, es Obispo de Les Cayes, presidente de la Conferencia Episcopal de Haití y el primer cardenal haitiano de la historia, nombrado por el Papa Francisco el año pasado coincidiendo con el 4 aniversario del terremoto.
Esta reunión en la que se ha podido realizar un balance de la situación actual del país y de los avances alcanzados por los proyectos de cooperación puestos en marcha, ha sido fruto del expreso deseo del Papa Francisco por mantener viva la atención sobre el paísque todavía sufre las consecuencias del terremoto y para manifestar la cercanía de la Iglesia al pueblo de Haití, que sigue sufriendo las consecuencias del devastador terremoto.
Durante su intervención en esta reunión especial, el Papa Francisco explicó que lo realizado en Haití se basa en tres pilares fundamentales: la persona humana, la comunión eclesial y la iglesia local.De este modo, el Pontífice ha recordado que “la persona está al centro de la acción de la Iglesia”. Además, “nuestra primera preocupación debe ser la de ayudar al hombre, a cada hombre, a vivir plenamente como persona”, ha afirmado. A propósito ha añadido que “no hay verdadera reconstrucción de un país sin reconstrucción de la persona en su plenitud”. (Zenit)
Así, el Papa ha pedido "que cada persona en Haití tenga lo necesario desde el punto de vista material, pero que al mismo tiempo pueda vivir la propia libertad, las propias responsabilidades y la propia vida espiritual y religiosa”. Además, ha recordado que la actividad humanitaria y la pastoral no son competencia si no complementarias, “necesitan la una de la otra: contribuyen juntas a formar en Haití personas maduras y cristianos, que a su vez podrán dedicarse al bien de sus hermanos”.
El segundo aspecto del que el Santo Padre ha hablado es la comunión eclesial. Cada uno en Haití --instituciones eclesiales y fieles de forma particular-- con su peculiaridad, “ha prestado una importante obra benéfica”, ha precisado. Y esta pluralidad es “un factor positivo, porque es signo de la vitalidad de la Iglesia y de la generosidad de muchos. Al respecto, Francisco ha afirmado que “la caridad es aún más verdadera y más incisiva si es vivida en la comunión”. Asimismo, “la comunión testimonia que la caridad no es solo ayudar al otro, sino una dimensión que impregna toda la vida y rompe todas esas barreras del individualismo que nos impiden encontrarnos”. De este modo, el Pontífice ha invitado a reforzar las metodologías que consientan trabajar juntos.
Para finalizar su discurso, el Santo Padre ha subrayado la importancia de la Iglesia local, “porque es en ella que la experiencia cristiana se hace tangible”. Por eso, ha recordado, “es necesario que la Iglesia en Haití se haga cada vez más viva y fecunda, para testimoniar a Cristo y para dar su contribución al progreso de ese país”. Y así, Francisco ha indicado que el testimonio de la caridad evangélica es eficaz cuando está sostenida por la relación personal con Jesús en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios y en acercarse a los sacramentos”. Aquí esta la ‘fuerza’ de la Iglesia local, ha asegurado el Papa. En la conclusión de su discurso, el Obispo de Roma ha renovado su agradecimiento a los presentes y les ha animado a continuar en este camino. (Zenit)