Día Internacional de la Mujer 2022 (8 de marzo)

Combatimos la desigualdad con las armas del desarrollo. Una mirada a mujeres empobrecidas, vulnerables y castigadas por la desigualdad.

Mujer e igualdad: asignatura pendiente

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo, Manos Unidas quiere poner el foco en las mujeres empobrecidas, las más vulnerables y castigadas por la desigualdad imperante en el mundo, que condena al hambre y la pobreza a millones de personas. Una desigualdad que la ONG de la Iglesia católica está denunciando con su campaña «Nuestra indiferencia los condena al olvido».

Manos Unidas entiende la desigualdad como algo que va más allá de un desequilibrio económico y que reúne, al menos, tres características: discriminación en las oportunidades de vida, persistencia de las inequidades y el profundo deterioro en las condiciones para una vida digna.

Mujeres campesinas en la India (Javier Fernández | Manos Unidas)

Estas desigualdades afectan principalmente a las mujeres y a las niñas, que siempre ven más vulnerados sus derechos y están más expuestas a las consecuencias que sobre sus vidas puede tener esa inequidad.

«Aunque las mujeres representan la mitad de la población mundial y, teóricamente, tienen los mismos derechos y deberes, y la misma dignidad que los hombres, en ningún lugar del mundo, ni siquiera en las sociedades más avanzadas, han conseguido la deseada igualdad», asegura María José Hernando, del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Para hacer frente a estas situaciones discriminatorias, Manos Unidas reivindica la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y trabaja por la erradicación de prácticas ancestrales como el matrimonio forzado o la ablación genital femenina. «Desde nuestros orígenes, la mujer ha sido eje transversal de todas nuestras iniciativas, pero tenemos, además, proyectos especialmente dirigidos a trabajar la equidad desde todos los ámbitos”, explica Encarni Escobar, del área de Proyectos de la ONG.

Jóvenes contra la mutilación genital femenina en Mauritania

 

En esta región, la asociación Citoyennes et Citoyens Débout (Ciudadanos y Ciudadanas en Pie) –socio local de Manos Unidas–, conocedora del impacto negativo de la MGF en la vida de las mujeres, trabaja para contrarrestar el argumento cultural que perpetúa esta práctica y demostrar que no responde a una disposición o mandato religioso.

El uso de las redes sociales es, según Escobar, fundamental para este fin: «Aprovechamos que las mujeres jóvenes son usuarias de redes sociales en su día a día, para que lideren las acciones contra esta práctica que la mayoría de ellas ha sufrido. Las jóvenes difunden la información a través de las redes y de vídeos que ellas mismas elaboran y, con esto, se está logrando un cambio de mentalidad de cara a las generaciones futuras», relata. [Ver más sobre este proyecto]

A pesar de que las mujeres que viven en países en desarrollo y en zonas rurales tienen en la agricultura su mayor fuente de empleo, la mayor parte de sus trabajos se desarrollan en la economía informal, lo que implica una mayor precariedad en todos los campos: salarial, sanitario, educativo, social... Además, solo el 15 % de las tierras del mundo está en manos de mujeres.

La difícil situación de las agricultoras palestinas

Por ese motivo, «Manos Unidas trabaja con las mujeres campesinas, cuidadoras de la tierra y de la vida, sobre las que descansa, en gran medida, la sostenibilidad del planeta, a pesar de que la mayoría no son dueñas de las tierras y no pueden acceder a créditos para mejorar sus vidas», asegura Escobar.

«Nuestro trabajo se centra también en proveer a las mujeres de medios y capacitación para que puedan acceder a empleos mejor remunerados o para que monten sus propios negocios con los que conseguir ingresos que les permitan sacar adelante a sus familias, además de formarlas para que hagan valer sus derechos en el seno de sus familias y comunidades y conseguir que sus hijas no sean víctimas, también, de la discriminación que ellas sufren».

 

La violencia contra la mujer y los impactos de la pandemia

La violencia contra la mujer es otro de los ámbitos en los que la ONG está haciendo un gran esfuerzo. La ONG incluye en esa violencia la derivada de la trata, la utilización de la mujer como arma de guerra, las violaciones o las agresiones a las defensoras de los derechos de las mujeres o de las poblaciones más vulnerables, como los pueblos indígenas.

«En Manos Unidas no podemos tolerar que el 30 % de las mujeres y niñas del mundo vivan con miedo a ser agredidas, a denunciar o a las reacciones en su entorno cercano tras las agresiones… Y todo ello ante la apatía de una gran parte de la sociedad», aseguraba recientemente Ricardo Loy, Secretario General de Manos Unidas y miembro del comité de género de la organización.

 

Asimismo, la pandemia está suponiendo un grave desequilibrio está afectando de manera singular al día a día de millones de mujeres y niñas en el mundo. «Las medidas de confinamiento, las restricciones de movilidad, la crisis económica, el cierre de las escuelas y la masificación de los centros de salud, entre otros, están llevando a millones de mujeres a situaciones límite con una multiplicación de la carga de trabajo y estrés», explica Hernando.

«Por experiencia sabemos que las mujeres son agentes fundamentales del desarrollo, de creación de renta familiar y de beneficios sociales; y las iniciativas y proyectos que apoyamos destinados a favorecer la equidad y la promoción de las mujeres son esenciales en el trabajo constante por la igualdad y por los derechos de las mujeres y las niñas, que llevamos a cabo desde hace 63 años», asegura Escobar.

Anciana indígena campesina en Bolivia. Foto: Jesús Revenga/Manos Unidas

«Con la pandemia, el número de años para alcanzar la ansiada paridad entre hombre y mujeres ha aumentado en una generación, hasta situarse, según el Foro Económico Mundial, en 170 años».

Aunque el enfoque de género es un eje transversal en todas la intervenciones y proyectos que lleva a cabo la organización, en los últimos tres años la ONG de la Iglesia católica ha aprobado 185 proyectos, por importe de 11,7 millones de euros destinados a promover, específicamente, los derechos y oportunidades de más de 375.000 mujeres.

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