Dos años después del terremoto se avanza a cámara lenta, pero se avanza

Al llegar el segundo aniversario del terrible terremoto que sacudió Haití a comienzos del 2010, los medios de comunicación vuelven de nuevo sus ojos hacia el pequeño país caribeño. La imagen que se nos está ofreciendo no es muy diferente de aquella que conocimos en aquellos fatídicos días: pobreza, inestabilidad política y un terremoto; un cóctel de difícil solución.

Al llegar el segundo aniversario del terrible terremoto que sacudió Haití recién comenzado el año 2010, los medios de comunicación vuelven de nuevo sus ojos hacia el pequeño país caribeño. La imagen que se nos está ofreciendo de Haití no es muy diferente de aquella que conocimos en aquellos fatídicos días: pobreza, inestabilidad política y un terremoto; un cóctel de difícil solución.

La inestabilidad política, agravada por las consecuencias del terremoto, causó y sigue creando una permanente situación de inseguridad que impide en gran medida avances en el desarrollo del país. En ese sentido no hay más que fijarse en la MINUSTAH, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, establecida por la ONU el 1 de junio de 2004 y que, casi ocho años después, allí sigue. Ni siquiera la llegada al poder en mayo de 2011 de Michel Martelly, que tantas expectativas generó, parece, por el momento, haber cambiado las cosas. Y mientras, los haitianos se preguntan donde están los más de 4.000 millones de dólares, que nadie ha visto, prometidos por los países para superar el terremoto…

En Manos Unidas somos conscientes de que la actual configuración económica, social, cultural y de desarrollo de Haití es claramente fruto de la dura historia que ha vivido: víctima desde su “descubrimiento” del expolio de recursos, la corrupción y las injerencias externas. Pero también sabemos que en Haití no todo es pobreza y desolación. La historia de Gastón es una de esas miles de historias de superación de las que muchos medios no parecen querer hacerse eco.

Gastón, la imagen de la esperanza
En medio del caos, de la pobreza, del sufrimiento, llama poderosamente la atención la capacidad de esperanza de la que hace gala el pueblo haitiano.

Gastón era un joven camionero que perdió las dos piernas y a su familia en el terremoto. El pasado 13 de octubre salió por fin del centro en el que le han atendido y ayudado, bajo la supervisión de la misionera Isa Sola. Primero fueron las heridas, posteriormente las prótesis y las muletas y por último un largo camino de rehabilitación y fisioterapia.

El 13 de octubre de 2011 Gastón caminaba ya hacia una vida nueva, la vida por la que luchan cada día, miles y miles de haitianos.

Manos Unidas en Haití
Superadas las diferentes fases de la emergencia
en la que Manos Unidas colaboró en todo lo que le solicitaron, se siguen apoyando otros proyectos en el ámbito de la reconstrucción y el desarrollo, sin olvidar que la mayoría de la población enfrenta desde hace tiempo un grave problema de inseguridad alimentaria crónica. De hecho, antes del terremoto la mitad de la población no tenia acceso a la ración mínima alimenticia establecida por la FAO.

En este contexto, Manos Unidas pretende ser un apoyo al trabajo de la red internacional de ONGD católicas CIDSE (de la que es miembro) reforzando el trabajo del grupo creado en su momento para apoyar y acompañar el esfuerzo de nuestros socios locales. Éstos en los dos últimos años se han visto obligados a responder no sólo a lo que era su trabajo habitual antes del terremoto, sino a otras muchas necesidades de muy diversa índole surgidas a su alrededor, con grandes limitaciones de medios humanos, materiales y estructurales.

 

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