Distintas Delegaciones de Manos Unidas celebrarán sendas Eucaristías para dar gracias a Dios por este Año y para rezar por todos los difuntos de Manos Unidas y sus familiares. Monseñor Escribano, Obispo consiliario de Manos Unidas, presidirá la que tendrá lugar en los Servicios Centrales de la organización (Madrid), el 22 de noviembre.
Manos Unidas ha querido unirse a toda la Iglesia y al cierre del Año Jubilar de la Misericordia. Con este motivo, distintas Delegaciones de Manos Unidas celebrarán sendas Eucaristías para dar gracias a Dios por este Año y para rezar por todos los difuntos de Manos Unidas y sus familiares. Monseñor Carlos Escribano, Obispo consiliario de Manos Unidas, presidirá la que tendrá lugar en los Servicios Centrales de la organización (Madrid), el 22 de noviembre.
La Asociación quiere recordar a los hombres y mujeres que han compartido su vida con nosotros, tanto de España como de todas las comunidades que acompañamos en África, América y Asia. Y también rezar por las personas que formamos parte de Manos Unidas, para que no olvidemos, como dijo Monseñor Carlos Escribano con motivo del inicio del Año de la Misericordia, que es: “Un tiempo privilegiado para que nuestra Asociación de Manos Unidas pueda seguir manifestando al mundo que la Misericordia de Dios es eterna y que no permanece indiferente a la situación de muchos de nuestros hermanos más desfavorecidos, financiando programas, planes y proyectos de desarrollo integral. Así mismo, dejándonos interpelar por muchos hombres y mujeres que han respondido al clamor y a las necesidades de estos pueblos, con su vida y su entrega, llevando a cabo múltiples y variadas iniciativas, que podremos ir conociendo a lo largo del año, en las distintas catequesis y testimonios sobre las obras de Misericordia”
A lo largo de este año, Manos Unidas ha acercado las Obras de Misericordia Corporales y Espirituales, a niños y a jóvenes, a través de las “Semillas de Misericordia”, publicadas periódicamente en la sección Manos Creyentes de nuestra web, siguiendo con ello la propuesta del papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus:
“Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.” (15)