“Hemos de unir fuerzas para vencer al ébola, la `nueva guerra´ en Sierra Leona”

El padre Peter Konteh es capaz de sacarle horas extra a sus maratonianas jornadas de trabajo para dedicar un tiempo a informar sobre cómo el virus del Ébola ha sumido a la población de Sierra Leona en el miedo y la desconfianza. “Lloro al escribir este informe”, relata el religioso con quien trabajamos desde casi diez años en Manos Unidas.

El padre Peter Konteh es capaz de sacarle horas extra a sus maratonianas jornadas de trabajo para dedicar un tiempo a informar sobre cómo el virus del Ébola ha sumido a la población de Sierra Leona en el miedo y la desconfianza. “Lloro al escribir este informe”, relata el religioso con quien trabajamos desde casi diez años en Manos Unidas. “Luchamos durante once años, y todavía recordamos la crueldad de una sangrienta guerra que dejó incontables víctimas. Hoy nos vemos atacados por un virus invisible y mortal llamado Ébola”, lamenta.

Los sanitarios hacen todo lo que está en sus manos en esta lucha, "y lo único que reciben a cambio son quejas e, incluso la pérdida de sus propias vidas”. Hace casi un mes, antes de que los temores por la propagación del virus mortal se extendieran a Occidente, el religioso sierraleonés nos hacía partícipes del compromiso y la entrega de los médicos y enfermeras, que hacían frente a la enfermedad prácticamente sin medios. “Acaban de informarme de la muerte de una gran amiga, la enfermera Aunty baby, que se ha contagiado de la enfermedad intentando salvar la vida de otros pacientes”.

El padre Konthe en las labores de ayuda en Sierra Leona

Enterrados como perros

Tras ella, llegaron muchos otros. Y el rechazo producido por el miedo al contagio. “Aquí, donde era impensable que un familiar desatendiera a otro enfermo, ahora tenemos que hacernos a la idea de que vamos a tener que “huir” de nuestros propios amigos y camaradas, de nuestras novias, hermanos, padres, esposos…”. El padre Konteh se siente incapaz de imaginar a sus seres queridos enterrándole sin el ceremonial que en Sierra Leona acompaña a la muerte: sin haberle visto antes, sin haberle vestido, abrazado, llorado, como es costumbre arraigada en el país.  “Quemado como perro callejero. Sin más”.  Como está sucediendo con las víctimas de esta terrible enfermedad, "que va matando día a día, desde Kailahun a Kenema y de Bo a Freetown”. Ya nadie se acerca a ellos. A pesar de lo inhumano que puede resultar, poco a poco van convenciendo a la población de que así debe ser. “Enseñamos a la gente a minimizar los niveles de contacto”. Porque el del Ébola, además de mortal, es un virus es muy contagioso. “algunos de los miembros de nuestro personal han perdido a gran parte de sus familiares. Una a siete, otro a once…”, nos comenta. 

Ébola el padre Konteh visita el centro de aislamiento de Kenema

“El pasado fin de semana me acerqué al centro de aislamiento de  Kenema. La visión fue conmovedora y terrible”, describe el religioso. “Todavía hay mucho trabajo por hacer allí”.  

También la imagen que ofrece ahora Freetown es completamente anormal: los comercios cierran temprano y algunos ni siquiera abren. La gente prefiere mantenerse en casa, sin tener demasiado trato con los demás. “Nuestro personal sí que está trabajando, incluso haciendo horas extra. Tenemos que desarrollar muchas estrategias para educar a la población en la prevención del ébola”, explica el sacerdote.

Otras secuelas de la enfermedad

A la capital es, precisamente, adonde el padre Konteh ha trasladado a algunos de los niños del orfanato de St. Marys, que por edad o por su menor capacidad de actuación en todo lo relacionado con las estrategias de prevención del ébola, podrían ser más vulnerables.  “Les dije que íbamos a la playa. No quise asustarlos, porque muchos de ellos ya están suficientemente traumatizados por la guerra”. Pero, ahora que el virus también ha llegado allí, el religioso se pregunta: “Y ahora, ¿adónde iremos?”.          

Sierra Leona. Ebola. Traslado de los huérfanos de St. Mary

La enfermedad está dejando en los países afectados otras secuelas que van más allá de la muerte: los huérfanos y las familias condenadas a la pobreza por la muerte de la persona que proveía el sustento…

Cuando todo esto acabe, es mucho el trabajo que Peter Konteh y su equipo van a tener por delante, pero, por ahora, el principal desafío está en vencer a la enfermedad. “El Ébola es la nueva guerra en la que Sierra Leona debe combatir. Necesitamos unir los esfuerzos y construir sinergias para poder vencer en esta batalla”.            

En Manos Unidas estamos estudiando diversas peticiones de ayuda de emergencia provenientes de los países afectados.  

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