Manos Unidas acoge con responsabilidad el mensaje del papa Francisco con motivo de esta nueva jornada que lleva por lema "No amemos de palabras sino con obras".
Manos Unidas acoge con responsabilidad el mensaje del papa Francisco con motivo de esta nueva jornada, instituida por el Pontífice. Un regalo que nos lleva a valorar aún más la vida de las personas más necesitadas y a redoblar nuestros esfuerzos por devolverles las condiciones de vida dignas que les han sido arrebatadas por su situación.
"Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada", dice Francisco en uno de los párrafos del mensaje.
"Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados".
"Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios".