Nuestros compañeros de viaje de formación por el Estado de Maharashtra ya están en casa. Recibimos las últimas crónicas de un periplo que, a buen seguro, habrá supuesto un antes y un después en sus vidas. "Este viaje se acaba, pero comienza uno nuevo, en nuestras ciudades, en nuestra vida, donde nos espera interiorizar todo lo que hemos visto y vivido para poder compartirlo con los que nos rodean".
Regresamos al Hogar Ankur ya al atardecer, cansados, aún en las pupilas la imagen de las mujeres que orgullosas nos muestran su progreso o el de un niño, que, gracias a unas prótesis, puede dar sus primeros pasos solo, o el de dos hermanos, que por medio de una sencilla operación cloquear, financiada por la ONG, pueden oír y ahora están aprendiendo a hablar.
Aunque nos hubiera encantado ir a visitarles y poder conocer las aldeas, nos sentimos agradecidos de que vengan ellos y, al menos, podamos acercarnos a su realidad de primera mano. Nuestros interlocutores nos cuentan cómo gracias a los proyectos con las comunidades tribales se está reduciendo la tasa de mortalidad materno-infantil en treinta pueblos pertenecientes a la diócesis de Vasai y se va consiguiendo capacitar de manara integral a una comunidad tribal.