El pasado viernes el Consejo de Ministros aprobó los Presupuestos Generales del Estado para el año 2012. La media de estos recortes para el total de los ministerios se sitúa en el 16,9 por ciento, pero hay uno, el de Exteriores y Cooperación, que ha visto reducido su asignación anual en un 54,4 por ciento.
Esto supone que la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) descenderá en un 47,6 por ciento, hasta situarse en niveles del año 2005. La AECID (Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo) recibirá 594 millones de euros menos que el ejercicio anterior, lo que deja su presupuesto total en 240 millones de euros, además de haberse presupuestado una reducción de 125 millones en el Fondo del Agua, con el que se intenta proveer de agua a diversos países de Iberoamérica, a las que hay que sumar los 670 millones de recorte en el FONPRODE (Fondo de Promoción al Desarrollo, una parte de los antiguos créditos FAD).
Estamos por tanto ante uno de los peores escenarios posibles para el mundo dela cooperación. Aunque ManosUnidas solo recibe de fondos públicos algo más de 18 por ciento de sus ingresos, consideramos injustos e irresponsables estos recortes que pueden dar al traste con muchos de los avances en materia de desarrollo conseguidos desde hace años.
Manos Unidas quiere mostrar su rechazo a estos recortes por los siguientes motivos:
-SOLIDARIDAD. La solidaridad del pueblo español con los más pobres y excluidos del planeta no es un recurso solo para épocas de vacas gordas y bonanzas económicas, sino un compromiso de justicia que expresa uno de los valores sobre los que debe construirse la identidad de nuestro país fuera de sus fronteras: LA SOLIDARIDAD.
-DESPROPORCIÓN. Entendemos que, en un periodo prolongado de crisis económica, no se puede demandar un aumento de la AOD y asumimos que hay que hacer esfuerzos presupuestarios y poner en práctica políticas de austeridad y de eficiencia en el gasto. Pero no compartimos que la partida de la cooperación española al desarrollo sea la más castigada de todos los presupuestos, y de manera absolutamente desproporcionada, que afecta a las personas más vulnerables de los países en desarrollo a quienes ha ido dirigida la cooperación española.
-FINES NO EXCLUYENTES ENTRE SÍ. Asistimos con enorme preocupación al deterioro de la situación económica y social en España, con indicadores que nos sitúan cerca de la recesión y una la cifra de desempleados que no deja de crecer. Una situación que a todos nos afecta. España debe salir de la crisis cuanto antes y para ello hay que tomar medidas muchas veces impopulares, pero, en nuestra opinión, eso no debería ser un obstáculo para continuar con las políticas de desarrollo en los países económicamente más empobrecidos. Todo esto nos plantea un gran desafío: cómo ofrecer condiciones de vida digna para todos los habitantes del planeta con los recursos que tenemos, y cómo dar respuesta responsable a las necesidades de unos y otros preservando la dignidad de las personas y garantizando su acceso a los servicios básicos. La respuesta no es, desde luego, un recorte de casi el 50 por ciento de los recursos destinados a la cooperación, que se suman a otros cuantiosos recortes llevados a cabo por el gobierno anterior en los últimos años.
Las sociedades occidentales, causantes en gran medida de la pobreza de los países del Sur, no pueden ahora abandonar a su suerte a las personas vulnerables de países en desarrollo.